Hace algunos años, Carlos Villagrán vivió el dolor más intenso de su vida al descubrir que es portador de un gen que provoca una anomalía en los huesos de la columna vertebral llamada mielomeningocele espina bífida, es decir, la espina dorsal no se forma adecuadamente provocando una masa quística que impide el movimiento de las extremidades inferiores.
Por esta condición, Zara, su nieta falleció en 2007. “Me cuesta muchísimo trabajo hablar de mi Zara, nació con esa enfermedad la operaron e iba siempre a terapia.
Era una niña muy hermosa, la quise muchísimo, pero desafortunadamente sólo vivió un año y medio”.
Revela que esta enfermedad también la porta otra de sus nietas, aunque con menor severidad:
“Tengo otra de mis nietas que también nació con ese problema, ahorita ya tendrá unos 16 años de edad, pero afortunadamente no ha sido tan grave gracias a las terapias. Camina despacio y puede hacer muchas cosas”.
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