Por: José Martínez
Hablar del desempleo es asumir una responsabilidad seria y delicada, donde los números juegan un papel importante. A veces marcan a favor y otros en contra, como si fuera un buen o mal árbitro. Pero cuando quienes gobiernan reconoce que el estado sufre por dicho problema, y además detallan los hechos, estamos ante un paso importante. Ignorar los desafíos nos colocan en el camino de empeorarlos.
A principios de este año el gobernador Arturo Núñez destacó ante el presidente Enrique Peña Nieto durante su visita a Tabasco que la crisis petrolera rompió todas las previsiones oficiales, que a pesar de los esfuerzos por la recuperación y la consolidación los factores externos dañaban seriamente al estado. La caída del precio del petróleo se convirtió en una especie de “tsunami económico” que golpeaba con mayor fuerza a las entidades petroleras.
De acuerdo a datos del INEGI (Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática), de septiembre de 2009 a la misma fecha en 2010, el desempleo en Tabasco del 6.38 se incrementó hasta llegar al 8.23, por lo que desde aquel entonces ya ocupaba el primer lugar de los estados con mayor índice de desempleo. Fue en el 2010 cuando llegamos al nivel más alto.
Aunque las cifras entre el 2012 y 2013 llegaron a un 6%, en 2014 las estadísticas comenzaron a reflejar los resultados de una reordenación de la economía y el desempleo empezó a disminuir. Pero en el 2015 comenzaron a sentirse los impactos de la controvertida reformas energética y fiscal, a lo que se sumó el derrumbe de los precios del crudo. Las anunciadas inversiones por el esperado auge petrolero no llegaron.
Hoy el reto es frenar el crecimiento en la tasa de desempleo, y es ahí donde se valora la intervención federal y donde se requiere el apoyo del sector empresarial con planes y proyectos, con el fin de despetrolizar la economía estatal. Hay que impulsar la agroindustria y el turismo, pero de igual forma se necesita que Hacienda ayude a evitar la caída de las microempresas.
Son necesarias más facilidades fiscales para que fluyan los recursos económicos, que los procesos en la regulación y la formalidad de los puestos de trabajo no sean tan complicados para los empleadores o las empresas que invertirán con las cuatro estrategias para reactivar la economía regional, aunque hay que reconocer también que éstos son solo paliativos para contener esta crisis que enfrenta el país en general.
Podemos citar como ejemplo la reactivación económica comprometida por el gobierno federal donde se autorizó el Programa de Aseguramiento Comercial para las actividades ganaderas y agropecuarias, donde un millón 900 mil cabezas de ganado y 240 mil hectáreas donde se cultiva plátano, maíz, frijol, café, arroz, sorgo, cítricos y otros productos primarios serán beneficiados, así como también con programas como Progan y Poragro para los pequeños productores.
Esto es un paso que se ha dado para detonar la agroindustria, la pesca y la ganadería. Es un buen comienzo, pero necesitaremos esforzarnos más empresarios, trabajadores sociedad civil, políticos y el gobierno. Lo que sucede no es un juego. Hay tiempos que no volverán.
HABERES
APENAS son los primeros. Miguel Moheno y Patricia Hernández se anotaron para disputar la dirigencia del PRI en Tabasco. Quien llegue a la silla del tricolor lo primero que tendrá que hacer es reconstruir un partido que prácticamente no existe.
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