Hace falta cambiar chips

Por: Felipa Nery

Desde junio del 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una tesis jurisprudencial en la que declaró inconstitucional los códigos civiles de aquellos estados donde el matrimonio es entendido como la unión entre hombre y mujer. “Considerar que la finalidad del matrimonio es la procreación, constituye una medida no idónea para cumplir con la única finalidad constitucional a la que puede obedecer la medida: la protección de la familia como realidad social”, señala la jurisprudencia 43/2015; además, indica que vincular los requisitos del matrimonio con las preferencias sexuales y la procreación es discriminatorio, porque excluye a las parejas homosexuales. En 2015, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación consideró como histórica la determinación de la Corte, porque se abría la puerta para que en los congresos de los estados se legislara para reconocer el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, y permitía visibilizar los derechos de todas las personas y se avanzaba en la construcción de una sociedad de derechos y libertades; sin embargo, esa jurisprudencia no cambió la realidad que se vive en nuestro país, donde un gran porcentaje de la población se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo. Según una encuesta de Parametría realizada en 2015, el 48% de los mexicanos está en contra de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo; por ejemplo, después que la SCJN emitió esta jurisprudencia que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, en el estado de Campeche se aprobó la modificación al código civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero con el impedimento de que no podían adoptar; la Comisión Estatal de Derechos Humanos promovió una acción de inconstitucionalidad y la Suprema Corte la declaró inconstitucional; también aquí en Tabasco se presentó al Congreso del Estado la iniciativa de ley para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, y hasta la fecha, los legisladores se han negado a aprobarla, a pesar de ser un Congreso, que si bien no tiene la mayoría absoluta de legisladores del PRD, sí tiene el control sobre otras fracciones para aprobarla, como lo han hecho con otras iniciativas, pero ha faltado voluntad política para hacerlo, porque es claro que existe antipatía e intolerancia al matrimonio entre homosexuales, y así como en estos ejemplos citados, lo mismo ocurre en la mayor parte del país, porque se sigue considerando que el matrimonio entre personas del mismo sexo va en contra de los valores de la familia tradicional; por este motivo, el presidente Enrique Peña Nieto envió la semana pasada una iniciativa al Congreso de la Unión para integrar a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos con precisión, el matrimonio igualitario, es decir, dejará de considerarse como fin del matrimonio, la procreación de los hijos, las personas podrán contraer matrimonio, sin discriminación alguna. Sin embargo,  al constitucionalizarse este derecho, no dejaremos de ser la segunda nación  del mundo con más crímenes por homofobia; la realidad no cambiará de la noche a la mañana, si no se trabaja en la reeducación de la sociedad, en el respeto, tolerancia y reconocimiento a la diversidad sexual.