Jorge Luis Borges consideraba a Ginebra como un ejemplo de lo que el mundo debería ser y por eso la escogió para pasar sus últimas horas, según sostuvo su viuda, María Kodama, quien estuvo en la ciudad de Calvino conmemorando el 30 aniversario de la muerte del inefable autor argentino.
“Ginebra y Suiza eran para Borges como un faro que el mundo debería seguir”, afirmó Kodama en un homenaje organizado por la Fundación Martin Bodmer -un museo dedicado a la conservación del pensamiento universal inscrito en libros- para loar la figura del autor argentino.
Antes de comenzara el evento, Kodama concedió una entrevista en la que explicó que Borges amaba a Ginebra y que consideraba que la ciudad helvética es “lo que debería ser el mundo”.
“Ginebra representaba para él la sabiduría y el respeto”, afirmó la escritora argentina, que fue secretaria del autor durante más de una década antes de contraer matrimonio.
“Estoy aquí por la trascendencia de lo que significa, es decir, el amor que él tenía por Ginebra, el haber dedicado su última obra, ‘Los conjurados’, a Ginebra y a través de eso, el amor que él sentía por la forma en que países que hablan distintas lenguas, que tienen distintas religiones, a través de la razón, llegan a formar un país respetando las diferencias”.
Consultada sobre si Borges consideraba que tal vez algún día el mundo se parecería realmente a su amada Ginebra, su esposa respondió que él sabía que era muy difícil, pero que aspiraba a que ese deseo “fuese profético”.
Sobre la polémica que ha durado tres décadas sobre si se deben o no trasladar a suelo argentino los restos del autor, Kodama fue tajante.
“La que tiene derecho sobre eso soy yo que fui su mujer, y así es la ley en Suiza y es así.