Por: José Martínez
La estrella de Manlio Fabio Beltrones no resistió la derrota del 5 de junio. Es posible que para prevenir daños mayores a su armadura construida durante varios lustros en el primer círculo del poder, el sonorense haya decidido de manera inteligente replegarse. La renuncia de este influyente golpea de manera directa al grupo en el gobierno federal y también tiene impacto en el PRI estatal.
Ahora los discursos priistas van a coincidir siempre cuando las acciones que ellos toman sean congruentes. De esa forma lo ha expresado Félix Eladio Sarracino al referirse a la renuncia de Beltrones Rivera, como dirigente nacional del PRI. Dirán que Beltrones fue “congruente” al retirarse después de los resultados en las elecciones recientes, donde el PAN le arrebató 7 de las 12 gubernaturas que estaban en juego.
También dirán que el PRI no fue derrotado sino que sólo sufrió “tropiezos electorales”. Sin embargo, la congruencia de los priistas se contradice cuando el mismo Manlio Fabio acepta que hubo un mensaje de los electores hacia “políticas equivocadas o políticos que incurrieron en excesos, que no tuvieron conductas transparentes y que no actuaron de manera responsable”. ¿Será que Beltrones se refiere a Javier y César Duarte, Roberto Borge o incluso al mismo presidente Enrique Peña Nieto?
Leo Zuckermann se ha referido con cierto elogio a Beltrones como un “viejo lobo de mar” de la política mexicana, y quizá tenga razón y lo confirme ahora que el político sonorense ha reconocido que son ellos mismos quienes deben vigilar a sus gobiernos priistas, “con facultades para actuar con determinación y a tiempo para reconocer y premiar aciertos, corregir errores y sancionar conductas irresponsables”.
El PRI de Manlio Fabio Beltrones tuvo que convertirse en un partido decadente necesitado de alianzas nada presentables como las que realizó con el Partido Verde Ecologista (PVEM). Tuvo que tocar fondo para comprender que perdieron la brújula por las ansias desmedidas de poder. Los electores le cobraron la factura, pero con un mensaje dirigido no sólo al PRI sino a la partidocracia en general.
Lobo de mar o no, Manlio Fabio Beltrones ha tenido que reconocer sus propios errores. Acepta que ya no se puede ver a los ciudadanos como simple numeralia electoral, pues en estos tiempos son los buenos resultados de los proyectos políticos los que requiere un país donde sexenio tras sexenio la pobreza avanza, mientras que las promesas electorales pasan a ser un engaño más para militantes y electores.
Sólo le faltó al exgobernador sonorense aceptar que el PRI usa de manera desmedida el populismo a través del paternalismo y el clientelismo electoral. Son instrumentos que no funcionan ante la evidente corrupción. El tiempo de viejo PRI se agotó sin que se pueda tener evidencia de renovación.
En Tabasco, después de la renuncia, tomó fuerza la disidencia partidista local, irse de lleno contra Miguel Ángel Valdivia, quien se presenta como protegido por Beltrones por la vía de Roberto Madrazo.
Sin duda, la sacudida en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI dará un golpe en Tabasco.
HABERES
EL DIPUTADO MANUEL ANDRADE DÍAZ regañó a los delegados federales, a quienes acusó de ser “paleros”, y no estar de lado del partido. El ahora legislador –derrotado en Quintana Roo- debe entender que un gobierno no debe trabajar bajo motivos partidistas sino al servicio de la sociedad. Quizá le molesta que en las delegaciones está metida la mano de Jesús Alí.
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