Por: José Martínez
Los cambios realizados el viernes pasado por el Ejecutivo del Estado forman parte de la dinámica administrativa que además reforzarán su funcionamiento rumbo a la meta a la que se llegará en sólo dos años y seis meses de distancia. Hay, por supuesto, opiniones diversas respecto al perfil de los designados; pero sin duda que cada uno de ellos tiene una experiencia acumulada que ahora se pondrá a prueba. En especial Gustavo Rosario Torres, en la Secretaría de Gobierno y Francisco Peralta, en Comunicación Social.
Estos dos personajes, cada cual a su modo, tienen estilos que serán puestos a prueba en una etapa compleja porque se trata de cerrar el sexenio y buscar garantizar la ratificación del gobierno de la alternancia. En primer lugar, por supuesto que está cumplir las expectativas de la administración y para el servicio de todos.
Como lo han señalado algunos de los llamados perredistas históricos como Nidia Naranjo, Darwin González y Enrique Fernández –ex dirigentes solaztequistas-, los nuevos mandos tendrán que redoblar esfuerzos para entregar buenos resultados al pueblo. Sostienen que la confianza que el gobernador Núñez ha depositado en ellos deben cumplirse a cabalidad, cuando ya no sólo se trata de una relación entre amigos sino que es parte de las responsabilidades y obligaciones a cumplir como funcionario público.
Mucha razón tiene, por ejemplo, la coordinadora de uno de los programas sociales más sensibles e importantes impulsado por la administración de Arturo Núñez desde la Secretaría de Desarrollo Social (SDS), porque se tiene que trabajar con el objetivo de no defraudar a nadie, y demostrar que quien le dio la confianza no se equivocó al delegarles una responsabilidad, que a fin de cuentas incidirá directamente en los ciudadanos tabasqueños.
Los compromisos en la administración pública deben ir más allá de las amistades, e incluso de los ideales partidarios o de cualquier otra índole, ya que un buen gobierno es aquel que entrega buenos resultados, por los que será valorado o evaluado al final de su curso. Para decirlo en palabras de Núñez: la ética de la responsabilidad por encima de cualquier otra convicción personal.
Trabajar para el Estado requiere del mayo compromiso, porque en el caso de las nuevas designaciones realizadas en el Gobierno estatal, se tiene desde ahora al tiempo como principal adversario. Es, como se ha dicho, “ahora o nunca”, porque estamos en el tramo culminante de la administración y se deben redoblar los esfuerzos, coordinarse todas las secretarías, incluidas las federales.
Atender a la ciudadanía, responder a sus demandas, estar pendiente de que los programas sociales lleguen a su destinatario, dar buenos resultados, así como procurar políticas inclusivas, debe ser la tarea principal de un servidor público en un sistema democrático. Ése ha sido el objetivo expresado públicamente por Arturo Núñez Jiménez, y por ello ha planteado una nueva reestructuración administrativa. Un gobierno que no sólo ha tenido que enfrentar los rezagos de asuntos no atendidos en la administración que culminó en el 2012, sino también debió atender la obstrucción –que no oposición, porque es otra cosa- de sus adversarios políticos.
HABERES
ANTE LA FALTA DE ACUERDO EN LO MÁS ALTO del Partido de la Revolución Democrática, se dice que será hasta dentro de dos semanas cuando elijan al nuevo dirigente nacional. Temporalmente queda a cargo la secretaria general, Beatriz Mojica. Lo que suceda en el Altiplano tendrá sus efectos en los terrenos tabasqueños.
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