El PRI, el peor enemigo de sí mismo

Por: José Martínez

En el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no cambian sus cosas. Las decisiones –como antaño- continúan siendo de quien habita en la residencia de Los Pinos y las corrientes internas de este instituto político tienen que acatar la orden, aunque ésta contravenga sus intereses y su futuro que no parece nada alentador como se vio el pasado 5 de junio.

El PRI se resiste a la evolución política, y se aferra a la desaparición forzada a través de su vetusto sistema gubernamental basado en el corporativismo político y burocrático, el mismo que durante más de ochenta años le ha significado mantener el poder y una supuesta estabilidad que ahora más que nunca parece derrumbarse sin que nada pueda detenerlo.

Los cálculos erróneos de la política ortodoxa están dando cuenta de un partido político que nació del caudillismo revolucionario, pero que fue desviando su camino hasta instalarse en modelos gubernamentales copiados de otros como el de los Estados Unidos principalmente, se han basado en las imposiciones institucionales y así han ido desgastando su relación con el pueblo mexicano.

Un partido que se ha erigido como el principal árbitro que avala las decisiones presidenciales y ha creado tentáculos que tienen fuerza aún a través de algunos sindicatos como la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), y los sindicatos agremiados a ésta no soportará más el desgaste impositivo en los tiempos que corren, porque a pesar de la inmovilidad de la sociedad existe, el cansancio de ciertos grupos que están cohesionándose para generar reacciones esporádicas que poco a poco se han sumado para formar la gran protesta colectiva.

El mensaje de la sociedad es determinante: no más abuso de poder, no más imposiciones, no más engaños. Y aunque pareciera que el rechazo es solo contra el partido que más años ha gobernado este país, el mensaje se expande hacia las otras expresiones e ideologías que pretenden instalarse en el poder, como el Partido Acción Nacional (PAN), quien ya gobernó durante doce años, pero que demostró una devastadora incapacidad político-administrativa que no hace más que identificarlo con el mismo PRI, diferenciándose en muy pocas cosas.
El PRI no logra encontrarse a sí mismo, es como la serpiente que se engulle, autodestructiva, así se ha vuelto este instituto político que no puede ocultar su auto destructividad ante los ojos de los mexicanos, a pesar de que en el acartonamiento discursivo de sus líderes intenten proyectar todo lo contrario. Su pragmatismo ha perdido el control y la falta de ideas lo hunde más en una crisis de valores que hoy ni las cúpulas del poder se atreven a cuestionarse.

Las prácticas de un priismo primitivo aún persisten, su actitud frente a la realidad adversa sólo aparenta un optimismo falso que se desnuda ante los hechos que hoy contemplamos, cosecha la negatividad que se dedicó a sembrar durante varias décadas, la semilla de la amargura ha generado los frutos que debieron prever los primeros líderes desde su fundación, no necesitaron ser adivinos ni tener una bola de cristal que les dijera que el sistema termina por desgastarse si no se detiene a tiempo, y crear una nueva estructura tan necesaria.

Esto quiere decir que a pesar de la sangre nueva los priistas vienen más deteriorados sin un futuro que les alcance para llevar a cabo un verdadero movimiento de renovación desde hace medio siglo a esta parte.

HABERES

POR FIN QUEDÓ LISTO EL NUEVO CONSEJO CONSULTIVO de la CNDH. Los diputados de las comisiones unidas de Derechos Humanos y de Justicia y Gran Jurado, dieron a conocer los nombres de los ciudadanos Juana Juárez Cortes, Alfonso Calcáneo Sánchez, Zoila Victoria León León, Audiel Hipólito Durán, Luis Rey Carrasco Linares e Isi Verónica Lara Andrade.