Gustavo Rosaario: los tiempos del diálogo y la política

Por: José Martínez

El calendario transcurre como vértigo. Pareciera que apenas ayer fueron las elecciones que permitieron la alternancia del partido en el poder en Tabasco. Estamos a un poco más de la mitad del sexenio. En la puerta tenemos ya la carrera de los aspirantes a las candidaturas para el 2018. En algunos partidos, como Morena de López Obrador sus aspirantes-designados ya están caminando. Ocurre con Adán Augusto López Hernández quien desde la dirigencia de ese partido construye su ratificación como “protagonista del cambio”, aunque tiene la competencia de Javier May y Evaristo Hernández; también hay seis designados para igual número de distritos federales.

Eso que sucede en Morena también se observa en otros partidos, aunque no tan evidente porque en el PRI apenas andan en busca de la dirigencia perdida. En el propio PRD, partido en el gobierno, los nombres de quienes estarán en las boletas o desean estar comienzan a prefigurarse.

Le comento esto porque es apenas uno de los escenarios resbaladizos en los que tendrá que hacer su labor el nuevo secretario de gobierno, Gustavo Rosario Torres, para lo cual necesitará utilizar las manos derecha e izquierda de la política. Es algo, nos dicen, que sabe hacer muy bien. Pero también la necesitará con los funcionarios del gabinete, muchos de los cuales ya comen ansias para salir hacia la anhelada meta de las candidaturas.

El gobernador Arturo Núñez confía en que Gustavo Rosario hará bien su trabajo. Aunque personajes volubles como Juan Rodríguez Prats busquen sembrar cizaña. Núñez y Rosario se conocen desde que en el inicio de sus actividades políticas trabajaron en el gobierno de Don Mario Trujillo. Hay una relación de amistad, pero también de valoración de sus habilidades y convicciones.

Con la llegada de Gustavo Rosario Torres a la secretaría de Gobierno, ciertas voces expresaron que es un hombre duro; sin embargo, en una reciente entrevista aclaró que la política siempre ha sido una profesión para él. No soy duro, soy político profesional, definió.

Explicó que su trabajo es con método, como el mismo Arturo Núñez practica -tal vez coincidencia-, o una formación que da la política. Aunque no a todos, por supuesto.

Aclaró que el político profesional es aquel que entiende que existe una realidad, que no la ignora, que trabaja para que esa realidad y la política sea un binomio que vaya de la mano; comprender los problemas, de qué tamaño y cómo resolverlos.

Sobre ser negociador, prefirió utilizar el concepto de diálogo, que a su juicio es una herramienta útil y necesaria para la política. Retomó el concepto de la confianza, y afirmó que es algo que se gana, y va de la mano de la lealtad, sobre todo a las instituciones, y en su caso, abundó, al mismo proyecto del gobernador.

Con una amplia trayectoria en lugares claves de la administración, Gustavo Rosario tiene el cuero curtido para resistir los golpes que se acostumbran en la politiquería. Usar la cabeza para manejar las ideas. Tan es así, que de su nuevo encargo dijo que dará apertura a los partidos políticos, evitará descalificaciones, y será un puente entre los diversos partidos y también en las distintas dependencias.

Tiene razón al subrayar que se debe articular bien el concepto de política, porque la sociedad tabasqueña está sobrepolitizada, y es cuando se espera todo del gobierno o se le culpa de todo.

HABERES

Todo está consumado. El ex director de la CFE, Enrique Ochoa Reza, rendirá protesta hoy como dirigente nacional del PRI. Fue candidato único, ahora buscará serlo de unidad.