Quién le cree al gobierno?

Por: Felipa Nery

El Instituto Nacional de Estadística (INEGI) se ha auto provocado un grave descrédito, al señalar ahora, que las cifras que han dado a conocer en los últimos 25 años, en relación a la pobreza que se vive en el país, no es tal, y da a conocer unas cifras de medición del 2015, en las que señala que los hogares mexicanos más pobres aumentaron 33.6 por ciento su ingreso corriente entre 2014 y 2015; información que ha descalificado el Consejo Nacional de Evaluación, mismo que ha señalado que esa información “no es congruente con la tendencia que se ha venido manifestando en otros instrumentos del INEGI y con otras variables económicas. El INEGI, es un organismo gubernamental con autonomía técnica y de gestión, personalidad jurídica y patrimonio propios,  que se encarga de  normar y coordinar el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, así como de realizar los censos nacionales, integrar el sistema de cuentas nacionales y elaborar los índices nacionales de precios al consumidor, e índice nacional de precios productor, en tanto que el CONEVAL, es un organismo constitucional autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propios, que tiene a su cargo la medición de la pobreza y de la evaluación de los programas, objetivos, metas y acciones de la política de desarrollo social, así como de emitir recomendaciones en los términos que disponga la ley. Parte del trabajo que realiza el CONEVAL, se basaba precisamente en las encuestas que levantaba el INEGI, que ahora ha dicho: “las cifras oficiales son 2.5 veces menores a la realidad, porque los encuestados mienten o se equivocan sobre lo que ganan ellos o sus familiares”, y ahora trata de corregir este supuesto fallo, capacitando a sus encuestadores, para averiguar los datos verdaderos y señalan: “las respuestas de los encuestados son inexactas porque desconocen el monto exacto o porque rehúsan decirlo por motivos de seguridad, por lo que el instituto insertó nuevos mecanismos en el Manuel del entrevistador, que le permiten detectar mentiras o “inconsistencias” en las respuestas del encuestado y le indican de qué forma puede averiguar su ingreso real”. Por lo anterior, el CONEVAL considera que los cambios realizados de manera unilateral por el INEGI, provoca que los resultados de la encuesta ya no puedan compararse con las de años anteriores, “lo que borra de facto el registro histórico de medición de la pobreza en el país”, “ya no se podrá decir que las condiciones mejoraron o empeoraron, señala Gonzalo Hernández. Lo único cierto de todo esto es, que además de echar a la basura el trabajo realizado durante 25 años por el INEGI, lo único que queda claro es que  Julio Alfonso Santaella, actual responsable del INEGI, fue designado en el cargo en enero de este año, por parte del Presidente Enrique Peña, y con seguridad, ha recibido órdenes de modificar la medición, para hacer aparentar que el pueblo mexicano no está en la miseria que en los últimos años ha venido señalando el INEGI. Lo malo es que esto aumenta el descrédito de las instituciones que son creadas supuestamente para el bienestar el pueblo.