Un gobierno que demanda penalmente desvíos, cuida sus pasos

Por: José Martínez

Desde poco antes de que el gobernador Arturo Núñez cumpliera su primer año en la administración ya se estaba alimentando el malsano rumor de que el ex subsecretario de Gobernación “también” desviaba recursos. Resultaba evidente que estas versiones eran promovidas por quienes se vieron afectados por las demandas penales que el nuevo gobierno hizo contra los responsables del manejo financiero en el sexenio anterior, lo mismo que por aquellos que perdieron el trato privilegiado al que estaban acostumbrados en la entrega de contratos para obras y servicios.

Como no se pudieron documentar desvíos, y que sólo tenían resonancia en el chisme matutino, se comenzó a hablar de “subejercicios”. Ese fue el gran descubrimiento y motivo para quejarse primero contra el entonces secretario de Finanzas, Víctor Lamoyi, y después en contra de su sucesor Amet Ramos. Ambos explicaron en tiempo y forma la aplicación y los tiempos presupuestales. Los famosos “subejercicios” quedaron como un simple discurso de quienes buscan hallar alguna anomalía.

Ahora los maledicentes profesionales –como bien los catalogó Núñez y que reconoce que son un riesgo para quienes desempeñan algún cargo público- afirman que el mandatario tabasqueño se está enriqueciendo como gobernador.

Es oportuno transcribir lo que el mandatario dijo allá en Jonuta, ante cientos de promotores comunitarios y líderes indígenas y campesinos:

“Quiero decirles de frente con la limpieza de mi desempeño en el tiempo que llevo de gobernador, yo no soy contratista, yo no soy proveedor del gobierno de Tabasco, yo no soy negociante, yo soy un político al servicio de su pueblo”.

Prosiguió: “Y al tiempo lo habrán de ver, ni compro ranchos, ni tengo casas, ni tengo contratistas, ni tengo proveedurías, les puedo decir con la mirada limpia y abierta que estoy dedicado a servir limpiamente a Tabasco y que esa maledicencia no mellará mi ánimo para seguirlo haciendo con entrega total hasta el último minuto de mi mandato”.

Para que no quedara duda, insistió: “Lo dije oportunamente: yo no vine a ver qué me llevo de Tabasco, vine a entregarme a Tabasco y en eso estoy y en eso voy a seguir estando. Así pues vamos juntos a trabajar por todos los tabasqueños pero sobre todo por los que más lo necesitan, por eso los programas sociales de mi gobierno, un gobierno identificado con la izquierda, un gobierno que tiene su origen en un partido con un compromiso muy sólido con la población más necesitada del Estado”.

Antes había hablado de la importancia de la democratización del presupuesto, como lo hace el programa de desarrollo comunitario; el destino y la vigilancia de los recursos pasan por una asamblea de los propios beneficiados o necesitados. Pero no es sólo la distribución técnica y legalmente sustentada del dinero público, sino también hacerlo con emoción social. Como se lo reconoció al equipo que encabeza Darvin González Ballina, en la Coordinación para el desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Otros programas que integran esa emoción social son Corazón Amigo, Casa Amiga, Cambia Tu Tiempo -para los jóvenes- y Edifica, que comenzó en el municipio de Centro y se extenderá a todo el estado.

De ahí que no sólo el gobernador Núñez haya desmentido a los maledicentes, sino ofrecido pruebas de la aplicación social de los recursos.

HABERES

LO HIZO a tiempo Núñez, porque se difundió luego una versión tramposa de la demanda de la Auditoría Superior contra 14 gobiernos, incluido el de Tabasco. Se tuvo que aclarar que el desvío de recursos fue en el 2012 y no en este sexenio. Pero también advirtió: no habrá corruptelas.