La política como teoría y práctica, como reflexión documentada

Por: José Martínez

Decía el escritor argentino Jorge Luis Borges que lo mejor de la lectura son las relecturas, porque al retomarse un libro en éste se nos revelan misterios que antes no habíamos visto.  “El libro es la extensión de la memoria y de la imaginación”, comentaba, y recomendaba a quienes se quieren hacer lectores se debían acercar a los autores, no a los críticos de esos autores, pues siempre es mejor escuchar una voz que lo que se opina de ésta.

El escritor Emerson opinaba que una biblioteca es una especie de gabinete mágico, y en ese gabinete están encantados los mejores espíritus de la humanidad que esperan nuestra palabra para salir de la mudez.

En nuestra patria, el amor a la lectura aún no se manifiesta a como uno desea, sin embargo, en algunos hogares y escuelas ya se tiene conciencia sobre su valor, al dotarnos de seres pensantes y capaces de hacer crítica sobre los acontecimientos que los circundan. Para hacernos partícipes reflexivos y de no de bote pronto. ¿Cuánto falta entonces para contar con un país de lectores?

De acuerdo con Forbes México, en este país se tienen registradas 7 mil 388 bibliotecas, es decir, por cada 13 mil habitantes existe sólo un punto de acceso a la lectura; así que 25 millones de mexicanos no tienen acceso a la lectura debido a que no hay librerías o bibliotecas, o se encuentran a grandes distancias de sus localidades.

La falta de estos espacios, señala Forbes, es una de las causas de que el 45% de los mexicanos nunca haya entrado a una biblioteca.

A ello sumemos los datos que proporciona la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) 2012, realizada por la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura (FunLectura), que señala otro problema relacionado con la falta de lectores: los mexicanos leen anualmente entre dos y tres ejemplares, en tanto que un 43% no tiene el hábito de la lectura.

Quizá no estamos haciendo las cosas bien, y esta situación recrudece cuando desde casa no hay un ejemplo lector. Olvidamos que el ser humano es un imitador, y más cuando se es niño. De ahí la necesidad de que ellos nos vean leer, de que se acerquen y lean con nosotros. Como en todo: predicar con el ejemplo

Por fortuna, en Tabasco, hay bibliotecas y sitios dedicados a la venta de libros, y recientemente el Fondo de Cultura Económica (FCE), en colaboración con el Gobierno del Estado decidió acercar sus impresos a quienes aquí habitamos.

Así, la librería “José Carlos Becerra”, ubicada en la zona Cicom, ofrece un abanico de 18 mil 700 títulos y aproximadamente 30 mil ejemplares de más de 200 sellos editoriales, incluidas las obras editadas por el Fondo, un acervo que se exhibe en un área de casi 170 metros cuadrados.

Ojalá y esta nueva empresa haga crecer raíces en Tabasco, por el bien de todos, pues hoy por hoy la lectura constituye una de las formas más rápidas y económicas de comunicarnos, expresarnos, informarnos, y de desarrollar la imaginación. Pero también, para quienes buscan una referencia política, la lectura nos enseña a no tropezar con los mismos problemas.

HABERES

LA ECONOMÍA de traspatio es una llave para una mejor calidad de vida. El coordinador para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Darvin González Ballina, señaló que el programa “Economía Familiar de Traspatio en Comunidades Vulnerables” se implementó para que las localidades con mayor índice de pobreza puedan producir su propio alimento y mitigar con ello el problema del hambre y su situación de desventaja. Lo que se busca es siembren y haya un cambio saludable en sus hábitos alimenticios. La salud comienza por lo que entra por la boca.