Por: José Martínez
Recuerdo que, en su primer Informe de Gobierno, el mandatario Arturo Núñez Jiménez enfatizó una frase que hizo retumbar el escenario: “Quien haya hecho privado y usado en su beneficio los recursos públicos de los tabasqueños, no les espera el disfrute de renta mal habida, les espera todo el peso de la ley, les espera la cárcel”.
Hubo aplausos, pero también preocupación en algunos personajes, sobre todo en aquellos que se hicieron millonarios a costa de negocios avalados o ignorados por la administración anterior.
Habló también de averiguaciones en contra de ex funcionarios, interpuestas por la Secretaría de Contraloría, con el fin de esclarecer el llamado quebranto financiero heredado por el sexenio que acababa de concluir.
En el discurso sobresalió que como nuevo gobernador sanearía las finanzas del estado, aunque sabemos que la tarea aún continúa, por el fuerte desfalco del que ya se conocen numerosos detalles.
Núñez Jiménez aseguró que a su llegada al gobierno se detectaron pasivos por 12 mil 157 millones de pesos con organismos y programas federales, lo que ha significado que en repetidas ocasiones la Federación haya aplicado descuentos directos a las participaciones federales.
Otro tema delicado fueron los proveedores, a quienes se les quedó a deber, y ahora presionan para que esos adeudos sean saldados, lo que significa una herencia más al gobierno de Núñez.
La situación financiera a la que se enfrentó en su primer momento el gobernador fue catastrófica, principalmente por los problemas administrativos por resolver, ya que había poca liquidez.
Algunos especialistas en economía expresaron en su momento que todo estuvo derivado por un mal manejo de recursos, donde imperó la corrupción, causa principal de una enfermedad que invadió al estado, dejando sin dinero, principalmente a los programas sociales.
Después de emprender simultáneamente un proceso de saneamiento financiero mediante la reprogramación y recalendarización del gasto público, y la implementación de una profunda política de responsabilidad fiscal, haciéndose un gran esfuerzo de contención en el gasto corriente, fundamentado en el referido Acuerdo de Austeridad, Tabasco tomó rumbo, aunque todavía falta por mejorar en su conjunto la economía.
A tres años de gobierno, y en un evento denominado taller sobre el Sistema Nacional Anticorrupción, advirtió que al igual que lo hizo desde el principio de su administración al “llamar las cosas por su nombre”, no dejará pasar actos que agravien la conciencia y sentimientos de la sociedad, “trátese de quien se trate y cueste lo que cueste”.
Dijo que su trabajo en ocasiones le ha costado remar contra corriente para romper inercias perniciosas, e indicó que con mucha voluntad política y apegado a la ética de la responsabilidad, su gobierno será el primero en poner el ejemplo para combatir las causas, condiciones y efectos de la corrupción. La advertencia está hecha. Ahora la administración tiene mayores recursos legales para evitar el desvío de recursos. Y hay voluntad política.
HABERES
LA MAYORÍA de los casos de mexicanos que viajaron a Brasil con la esperanza de ganar medalla se esfumaron. Los atletas culpan a Alfredo Castillo, titular de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), por los malos resultados. Han dicho que sin el apoyo de la Comisión, habría pocas posibilidades de competir. Dijo que estaría dispuesto a renunciar a la Conade, si es necesario, para transformar al deporte mexicano. Aunque no es una respuesta amable, lo más sano es su salida.
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