Por: Felipa Nery
Ver día a día las noticias a través de los distintos medios que se difunden, como la televisión, la radio, los periódicos y las redes sociales, la mayor parte de la información que circula, es en relación a las divergencias políticas y religiosas; en el ámbito nacional, los escándalos en torno al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, con respecto al supuesto plagio de gran parte de sus tesis para obtener un título universitario, según difundió la periodista Carmen Aristegui, contra quien lanzaron toda ráfaga de golpes para tratar de desprestigiarla y otros, tratando de asegurar que sus investigaciones obedecen a sus intenciones de apoyar a Andrés Manuel López Obrador; también conocemos información en torno a la campaña de la iglesia católica en contra de los matrimonios de personas del mismo sexo; las protestas que hacen a las puertas de la arquidiócesis tanto homosexuales, como lesbianas, que le reclaman su derecho a decidir y ante todo, que a causa de la discriminación y homofobia que promueve la iglesia en su contra, son agredidos de diversas maneras; y por último, la noticia más reciente, que ya era bola cantada, la salida del diputado Juan Pablo de la Fuente Utrilla, de las filas del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, luego de haber ganado un litigio ante el Tribunal Electoral de Tabasco, donde se le restituían sus derechos que les había suspendido la comisión de honor de ese instituto político, si bien no anuncia su afiliación al Partido de la Revolución Democrática, el partido en el poder, de todos es bien sabido que no ha habido necesidad de sumarse a esas filas, para actuar en tornos a los intereses que representa el presidente de la Junta de Coordinación Política, José Antonio de la Vega Asmitia, quien reta a que le demuestren que ha comprado diputados como en el pasado lo hacían los gobiernos priístas, no ha habido necesidad de que desertores de otros partidos, como en su momento lo hizo la diputada Leticia Palacios Caballero del Verde, el pasado 30 de diciembre de 2015, y ahora Juan Pablo de la Fuente, se pongan la camisa amarilla, para decir que son perredistas. Desafortunadamente, la gran mayoría de la población no advierte que tanto los gobernantes, los partidos políticos, al igual que los representantes de las distintas religiones, solo los utilizan para sus fines perversos, de dominarlos, someterlos y explotarlos según sus propios intereses y fines. Y los pocos que tienen capacidad de darse cuenta y de advertir estos intereses aviesos, o se suman para obtener beneficios políticos y económicos, o se quedan callados porque tienen miedo a las represalias que desde el poder son dirigidas a quienes se atreven a levantar la voz. El abuso del poder, el mantener el terror entre la población y aprovecharse de la ignorancia, ha sido el pan nuestro de cada día en toda la historia de la humanidad, y seguirá ocurriendo.
Facebook
Twitter
YouTube
