Habían bebido con sus victimarios

Por: Felipa Nery

El pasado lunes se conoció la noticia del secuestro de dos sacerdotes en Poza Rica Veracruz, los cuales supuestamente  habrían sido sacados de la iglesia junto con su chofer; posteriormente encontraron con vida al chofer, mismo que al parecer habría sido liberado, y más tarde aparecieron los cuerpos, sin vida, de los dos representantes de la iglesia católica.  Al conocerse esta noticia, no nos quedó de otra, más que imaginar, que eran víctima de la delincuencia organizada, que no respeta a nadie en este país; sin embargo, después nos enteramos por el Fiscal General del estado de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, que los sacerdotes habrían estado ingiriendo bebidas embriagantes con sus victimarios, y que el móvil del asesinato fue, al parecer, el robo de cinco mil pesos en efectivo y dos vehículos, uno propiedad de uno de los sacerdotes y otro que tenían en calidad de préstamo por parte de un funcionario municipal. Después de saber que los sacerdotes habrían estado consumiendo alcohol con sus victimarios, entonces, nos vienen a la memoria las acciones que promueve la iglesia católica en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, con el pretexto de que defiende a la familia. La iglesia se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo, porque considera que no es natural que se casen hombre con hombres, y mucho menos que adopten un niño; con la oposición de la iglesia a que se reforme la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para que se permita el matrimonio igualitario, la iglesia discrimina a los homosexuales y lesbianas, pues al negarles no sólo el derecho a casarse y a adoptar, es porque los considera personas perversas, malas, capaces quizá, de pervertir y hacer daño a los menores que pudieran adoptar. Sin  duda, que la iglesia católica, como las demás iglesias cristianas que se han manifestado en contra de esta reforma constitucional, no tienen ninguna autoridad moral para considerar que homosexuales y lesbianas son personas malas, porque entonces, cuando conocemos de curas pederastas, podríamos decir que todos son iguales, que todos son malos, y no es así, porque tenemos que admitir que hay religiosos, sacerdotes, obispos, personas que realmente están dedicados al apostolado del cristianismo, que tienen verdadero amor a sus semejantes, que son verdaderos émulos de Jesucristo. Y es que no puede decir la Iglesia católica, que fue solo el sacerdote Marcial Maciel quien cometió atrocidades con niños y adolescentes, de quienes abusó y que este problema está superado. No, para nada, al día de hoy se siguen dando estos hechos delictivos en la iglesia católica, en marzo pasado un jovencito de nombre Lenin, de 20 años de edad, fue ultrajado por parte de un sacerdote de Oaxaca, de nombre Carlos Franco, y ahora conocemos del asesinato de estos sacerdote que antes de ser sacados de la iglesia, habían estado consumiendo bebidas embriagantes con sus ejecutores. Así es que como dice la misma biblia. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.