El Estado fallido

Por: Felipa Nery

Según Max Weber, el “Estado fallido” se da cuando el Estado no cumple con su función principal, que es la de mantener el monopolio legítimo de la fuerza pública. Ya sabemos que el Estado nace de la voluntad general, en la que se someten a las leyes, tanto gobernantes, como gobernados.  Jellinek dice que para que el derecho tenga el valor de representarnos, debe tener un “minimum ético”, de donde resalta el siguiente principio para el Estado: “Si quieres que la sociedad evolucione, necesitas obrar de tal suerte que tu acción contribuya al progreso”. Es claro, que el derecho debería permitir al Estado alcanzar su fin y razón de su existencia, de favorecer los intereses solidarios, individuales, nacionales y humanos en la dirección de una evolución progresiva y común”. No se puede negar que en México contamos con el conjunto de normas que castigan los actos delincuenciales que más daño le causan a la sociedad, como: el secuestro, robos, asesinatos, violaciones; sin embargo, el problema no es la falta de leyes, el problema es la falta de aplicación de las mismas, lo que ha llevado a la impunidad, por la incapacidad de quienes están al frente de las instituciones encargadas de hacer justicia, porque en la dirección de las mismas tanto en el ámbito federal, como estatal y municipal, se designa a personas que no tienen la capacidad de aplicarlas, o bien sólo son nombrados para que accionen el derecho para la venganza política, no para proteger a la sociedad de los delincuentes, es decir, que no tienen el “minimun ético”. Esto ha provocado los altos índices de impunidad,  generados por incapacidad y corrupción de las autoridades encargadas de velar por la justicia, lo que nos tiene hoy en un Estado Fallido, porque los políticos desde el momento que alcanzan un cargo de elección popular, ya están viendo la forma de alcanzar otro cuando terminen ese, o bien buscando a quien le heredarán el poder. Nuestro país está convertido hoy en un gran cementerio de fosas clandestinas, donde la delincuencia y quizá el mismo gobierno, han enterrado a las personas que forman parte de la lista de los más de 27 mil desaparecidos que reconoce la Secretaría de Gobernación. Sin bien se había considerado que el estado democrático sería el ideal para preservar y velar por los derechos de las mayorías, a diferencia del estado monárquico, que sólo velaba por sus familiares y sus séquitos, hoy en México vivimos como en los siglos XVII, XVIII y XIX, donde prevalecía el autoritarismo y los gobernantes se mantenían en el poder con el terror y la sociedad sufría todo tipo de atropellos a su integridad. Hoy, en México no hay garantías de seguridad para los ciudadanos. Sólo gozan de seguridad los grupos privilegiados del poder, que con los recursos públicos se pagan ejército, policías y escoltas privadas, además de vehículos blindados, a los que no les entran las balas; en cambio los ciudadanos que salen todos los días de su casa, no saben si regresarán, ante la grave ola de violencia e inseguridad.