Las renuncias en el PRI, un síntoma de de enfermedad

Por: José Martínez

Ayer ocurrió otra renuncia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se trata del regidor en el municipio de Centro, Francisco Celorio Cacep. Aunque era una salida anunciada, no deja de ofrecer señales de que algo sigue mal en el antiguo partido todo poderoso. En otros tiempos más bien era lugar de llegada de aspirantes y políticos. Ahora como oposición local le ocurre lo contrario. Un fenómeno que se agudizará.

El joven político leyó una carta o posicionamiento, como usted quiera llamarle. Nada trascendental. Lo mismo que otros personajes han dicho antes de abandonar el partido donde militaron. “Que se van con la frente en alto”. “Que es un hombre de ideales”. “Que la decisión tomada le duele, pero es necesaria”.

Sobre el hecho, desde el inicio del gobierno municipal, Celorio Cacep entró con problemas al grado de que el mismo partido donde militaba le había impugnado la regiduría. Llegó a contra corriente de su partido.

Las dudas iniciaron en él. Sentía que empezarían a colocarle obstáculos en su carrera política, esa que se ha dibujado como aspirante a legislador local y luego a presidente municipal. Al menos es lo que argumenta.

Hace unos años, la renuncia de un priista -habría que ver igual su calibre- causaba convulsión o por lo menos extrañeza. Era tema de conversación en los cafés y se replicaba por casi toda una semana. Como le digo, hubo y hay de renuncias a renuncias.

No era posible que alguien le renunciara al que llamaron un día “dinosaurio”. No. De inmediato venían los cuestionamientos para buscar respuestas objetivas, explicaciones, disipar dudas.

En otras ocasiones la salida de un “traidor” (como acostumbran a descalificar a los disidentes) era porque ya no le hacía falta a ese instituto político, pero cuando éste traía consigo una trayectoria, ¡claro que golpeaba!

Recuerdo cuando Héctor Arguello ganó la votación interna para ser presidente del PRI, eran los años noventa, Roberto Madrazo no lo veía conveniente, por lo que operó para hacerlo renunciar. En el 2000 el popular Negro fue a dar a los brazos del Partido del Trabajo. En ese entonces se convirtió en oposición, después de haber navegado en el barco más poderoso en la entidad por muchos años.

Más adelante, fue el mismo Madrazo quien pidió la expulsión del ex gobernador Andrés Granier Melo, al verlo hundido, porque unos meses después lo remitieron a la cárcel. En ese mismo lapso, Oscar Cantón Zetina, admitió que renunciaría al PRI… y al final lo cumplió.

Lo mismo sucedió con Evaristo Hernández, cuando quiso ser candidato al municipio de Centro por segunda ocasión. Como una especie de almeja, el PRI se fue cerrando, y como resultado, Evaristo dijo adiós.

Por eso ya no sorprende en estos días una nueva despedida. Se volvió muy natural desertar del PRI.

Ahora Francisco Celorio caminará como independiente según dijo. El Partido Verde una vez lo buscó, pero ahora una oferta tractiva le sería el PRD…pero nunca está por demás recordar que hay cantos de Morena.

HABERES

DE LOS RENUNCIANTES al PRI mención aparte requieren Andrés Manuel López Obrador y Arturo Núñez. Uno hizo una importante carrera fuera del tricolor y el actual gobernador destacó más allá de su antiguo instituto.

Por cierto que el gobernador Núñez estuvo en en el municipio de Comalcalco. En su recorrido entregó en general 67 obras. Dio el banderazo a caminos, puentes y construcción de techumbres. Es un municipio administrado por Javier May, de Morena. Fue ocasión para pulsar la pluralidad.