Columbus es hoy la muestra de la incertidumbre y la reflexión. La sede del partido eliminatorio entre Estados Unidos y México hoy luce lejos de tener al futbol en su pensamiento principal y los estadounidenses parecen estar más enfocados en lo que sucedió el martes cuando llevaron a Donald Trump a la presidencia de su país que en otros temas.
Con un frió más intenso que en días pasados, el clima también invitó a que la timidez de la ciudad fuera aún más expresa, poca gente en las calles y de festividad por un partido de futbol ni hablar.
Fueron 8 grados centígrados la mayor parte del día pero la sensación fue de hasta 2 grados.
Mientras el solo se asomó apenas algunos minutos, las calles ya comenzaban a mostrar algo de lo que será la batalla entre estadounidenses y mexicanos el próximo viernes. Es momento de dejar atrás las divisiones políticas y unirse en pro de su selección, la de las barras y las estrellas.
Postes y puentes lucen publicidad sobre el duelo con Michael Bradley como su principal emblema y recordando la importancia de Columbus para la historia del futbol local.
El estadio poco a poco se alista y ya comienza a vestirse de azul, rojo y blanco para hacer sentir completamente visitante al Tri. Los detalles ya se trabajan y el campo luce impecable para un duelo que tiene morbo, rivalidad y mucha historia.
Columbus despertó con incertidumbre y hasta un dejo de tristeza, pero el sol parece irse con la idea de que mañana, ya a 24 horas del inicio del partido, la Selección de Estados Unidos será el punto de reencuentro.
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