Cobardes la patean

Por: Felipa Nery

Nuestro país está convulsionado. La violencia se asoma por todas partes y contra todos. La patiza que recibió la senadora Ana Guevara, reconocida atleta internacional, hace visible lo invisible, lo que a cada momento ocurre en este país, la violencia contra la mujer, la que es golpeada en su hogar por parte de su pareja, y en la comunidad, por parte de delincuentes que las violan y después las matan y las tiran en el basurero, como si se tratara de eso, de basura y no de un ser humano que tenía derecho de vivir, pero también la mujer que es denigrada, ofendida, humillada discriminada en los centros de trabajo, tanto del ámbito privado, como público, todo, por el hecho de ser mujer, por atreverse a ocupar un espacio que le permita su realización personal. En este país se han perdido los valores y el respeto a los seres humanos. Los hombres se han sentido invadidos en sus espacios, en lo que sólo para ellos estaba permitido, como salir a trabajar a una oficina, ocupar un espacio en la administración pública, o hasta conducir una motocicleta, como ahora le ha ocurrido a la senadora petista, Ana Guevara, que al ir conduciendo su motocicleta en la autopista México-Toluca, un vehículo golpeó su moto, y al reclamarle al chofer por los daños provocados, este se bajó de la camioneta junto con otros tres sujetos que lo acompañaban y  la golpearon y patearon todo su cuerpo cuando estaba tirada en el suelo; especialmente fue golpeada en el rostro, para demostrar la fuerza del smachom, que como costumbre tiene dejarle el ojo morado y el tabique nasal quebrado a una mujer. Al narrar lo ocurrido, la senadora los llamó ‘cobardes’, porque entre cuatro la patearon en el suelo. Si hubiese sido uno su agresor, como bien dice Ana Guevara, “por lo menos habría metido las manos para defenderme”, pero ante cuatro sujetos, ¿qué podía hacer?, obvio que nada, sólo imaginar su muerte, al verse en el suelo, tan desprotegida, convertida en una ‘cosa sin valor’ a la que se patea. Ana Guevara, corrió con suerte, logró salvar su vida, aunque humillada, vilipendiada, maltratada y golpeada, se ha recuperado, y seguramente con las fortalezas tanto físicas, como morales que tienen, muy pronto estará bien recuperada, suerte que no tienen muchas mujeres que mueren en manos de sus agresores, quienes después de violarlas y abusar de ellas como les da la gana, las matan y las dejan tiradas por cualquier lugar, peor que si se tratara de un animal, porque hoy en día hay muchos animales que son cuidados y protegidos con mucha diligencia por parte de sus amos, cosa que no ocurre con las mujeres, porque los hombres que debían de protegerlas, son sus principales agresores. Es condenable la violencia que vivió Ana Guevara. Esperemos que el hecho de que una Senadora de la República haya sido pateada y humillada de la forma en que lo hicieron con esta reconocida atleta mexicana, permita a las autoridades visibilizar la violencia que viven las mujeres en este país, a causa del odio y la misoginia.