Por: Felipa Nery
El futuro jefe del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de Norteamérica, John Kelly ha dicho que el muro que el presidente Donald Trump pretende construir en la frontera con México, no será suficiente para frenar la migración, ‘ninguna estructura física logrará por sí sola su misión’, ha dicho, pero algo más importante, que ha mencionado es la necesidad de ayudar económica y socialmente a los países centroamericanos que son origen de buena parte de la migración ilegal. Es claro, que construir un muro en una frontera de más de tres mil kilómetros, no le será fácil, por eso el argumento constante de Trump que México lo pagará, pero independientemente de que lo logren, mucha gente seguirá utilizando el ingenio para llegar a ese país por otras vías, ya sean marítimas o aéreas. Lo ha señalado el futuro jefe de Seguridad de Estados Unidos, en relación a la necesidad de apoyar a los países centroamericanos de donde proviene buena parte de la migración ilegal, es algo que siempre se ha dicho; los países desarrollados tienen que ser solidarios no sólo con los vecinos que tienen en las fronteras, sino también con los que están más allá. Y no se trata de que esos países desarrollados hagan lo mismos que practica el gobierno mexicano, que da dádivas a la gente pobre y no le da las herramientas para salir de la pobreza y que aprendan a subsistir, para utilizarlas electoralmente. Los países desarrollados deberían aportar a los países pobres, las tecnologías, las estrategias que ayuden a salir de la marginación, porque mientras los habitantes centroamericanos y mexicanos no encuentren en su país la posibilidad de emplearse para tener un salario que le permita vivir dignamente, que tenga los mínimos de bienestar, muchos van a estar pensando en ‘el sueño americano’, de ir a ganar los dólares que les permita construir un techo para vivir y dar educación a sus hijos. El caso de los países desarrollados, es el mismo de aquellos vecinos que al lado de su lujosa residencia tienen casas construidas con láminas de cartón y sus moradores viven en total pobreza y el vecino no es capaz de tender la mano a esa familia para salir adelante. No podemos seguir construyendo un mundo de muros que excluye, porque aunque los gobernantes los construyan, siempre habrá quienes usen su ingenio para brincarlos. Lo que el mundo debería aprender es a vivir en armonía, donde puedan convivir tanto los ricos, como los pobres, porque tal y como decía hace más de 50 años el sociólogo Josué de Castro ‘en Brasil nadie duerme a causa del hambre. La mitad porque tiene hambre y la otra mitad porque tienen miedo de quienes padecen hambre’. Hoy, no es sólo en Brasil, donde millones tienen hambre, es Centroamérica, es México, es en el mundo entero. Esperemos que la apreciación de este militar futuro miembro importante del gabinete de Trump se exprese ante él cuando asuma el poder, de la misma manera que lo hace ahora, y que pueda ser escuchado y sensibilizado Donald Trump. Aunque hay quienes dicen que chango viejo no aprende maroma nueva, yo estoy convencida de que cuando se quiere, sí se puede.
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