El poder de los jueces

Por: Felipa Nery

El Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, está tan encabritado, que su tratamiento para detener la caída de sus melenas, podría no funcionarle y empezar a quedarse calvo. Desde que asumió el Poder, como un dragón, empezó a dar coletazos y a tratar de cumplir sus promesas de campaña, entre otras, la de frenar la entrada a Estados Unidos, de personas de origen musulmán, misma que quiso materializar con un decreto para evitar su entrada. El Presidente Trump se encontró con la primera piedra, la fiscal general interina, Sally Q. Yates, quien pidió a la Suprema Corte no defender el decreto de Trump para prohibir el ingreso de refugiados, a la cual Trump despidió de ipso facto, por estar dentro de sus facultades; pero después, vino la decisión del juez James Robart de Seatle, quien luego de admitir una demanda en contra del decreto del presidente Trump, emitió una orden para detener la disposición del jefe del Ejecutivo; de esta manera, se encontró con la primera derrota a su autoritarismo, aunque la disposición  del juez ya ha sido recurrida por el Ejecutivo, con el argumento que defienden la seguridad del país. Ante esta decisión judicial, el presidente Donald Trump ha aprovechado para culpar al juez de cualquier acción que emprenda algún ciudadano de esos países en contra de Estados Unidos. Faltará la resolución de la apelación que ha hecho el Poder Ejecutivo a la decisión del juez James Robart, pero sin duda, que no irá en sentido favorable al Ejecutivo, sino que será en protección a la Constitución Política de ese país, porque si algo ha ocurrido en ese país, ha sido el cuidado de los principios constitucionales y no dejar la interpretación de la misma para favorecer al Ejecutivo en turno. Así es que con este primer freno que se ha encontrado el Presidente Trump, ya podrá ir entendiendo que no es absoluto, que no puede tomar decisiones que sean contrarias a la ley y a la Constitución de su país, no debe olvidar que los Estados Unidos de Norteamérica, es el primer país Republicano, de la historia moderna, con división de poderes, que surge precisamente en los momentos en que los hombres de la Ilustración en Europa, se pronuncian por un contrato social y una división de Poderes, para que el Monarca dejara de ser el Poder Absoluto, en el que recaían las tres funciones, la de mandar, legislar y ejecutar las leyes, por eso hacía lo que le venía en gana, porque no tenía freno, ni contra pesos. Así es que este empresario metido a político, que llegó a la Presidencia de Estados Unidos haciendo ofrecimientos que van en contra de las normas legales, con seguridad no conoce mucho del constitucionalismo moderno, por lo que ahora recibirá las lecciones que le hagan entender que no puede tomar decisiones que vayan en contra de los derechos que tiene plasmada la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, que son precisamente, el de la justicia, la defensa común y el bienestar general.