A la triste realidad

Por: Felipa Nery

Después del período vacacional de Semana Santa, que incluye dos semanas, los estudiantes, profesores y personal administrativo de todos los niveles, desde el preescolar, hasta el universitario, retornan a clases, en tanto que los padres de los estudiantes que no trabajan en el sector educativo, se reincorporaron a sus labores desde la semana pasada y los que no tienen trabajo, pues continuarán con su peregrinar en busca de una oportunidad que les permita mejorar su situación que se ha complicado a raíz de la crisis del desempleo. Desafortunadamente, muchos jóvenes no podrán regresar a clases, porque no tienen ni para sufragar los gastos del pasaje, y no porque estas vacaciones los hayan dejado fríos, sino porque desde antes de las vacaciones ya estaban sufriendo penurias, por eso se registra mucho ausentismo escolar, tanto en el nivel de bachillerato, como de universidad, porque los jóvenes no encuentran una oportunidad para laborar medio tiempo y tener para sus gastos que les permita permanecer en la escuela. Y al ausentarse los jóvenes de la escuela, ya sea el bachilleres, o la universidad, entonces la situación se complica, porque las falsas’oportunidades’ que se le presentan a los jóvenes para ocuparse, los lleva a tomar decisiones que después resultan lamentables para su futuro, o su existencia. Así, día a día nos enteramos que un joven se involucró en el robo, en el secuestro, en el narcomenudeo, en fín, en acciones ilícitas que les llega a costar o la vida, o ir a parar a la cárcel, una triste y lamentable realidad que viven nuestros jóvenes, pero lo que es peor, los no tan jóvenes también están en estas actividades ilícitas, los adolescentes son utilizados por las mafias que se dedican a todas las actividades fuera de la ley y que les reditúa ganancias en miles de pesos, supuestamente, sin ningún esfuerzo, como el que tiene que hacer un joven que trabaja de empleado en algún lugar donde recibe una quincena de salarios mínimos, donde su sueldo no pasa de tres mil pesos al mes, en jornadas no sólo de ocho, sino hasta de 10 y 12 horas. Hay jóvenes que no están dispuestos a ningún sacrificio, sin embargo aquellos que sí lo hacen, que aceptan estos trabajos aunque no tengan una remuneración que les permita darse otros placeres, más que satisfacer sus necesidades de subsistencia diaria, están haciendo lo mejor, siempre y cuando combinen sus ratos libres con el estudio, porque sólo así, sacrificándose de muchos placeres, como el sexo y droga, estudiando y trabajando de manera honrada,  es como los jóvenes de hoy se pueden asegurar un futuro promisorio, aprendiendo a sortear y a superar las adversidades, porque aquellos que se enrolan en la vida fácil de placeres y trabajos ilícitos, fuera de la ley, lo único que tienen seguro es de que su vida será muy corta, porque pueden perderla en refriegas policíacas, por parte de las mismas mafias, o bien, terminar en la cárcel. Así es que jóvenes, aunque con dificultades, hay que hacer un mayor esfuerzo para salir adelante, es difícil, pero si se empeñan, lo pueden lograr.