Por: Orlando Castillo
Pues nada, que los policías volvieron a alborotarse. No todos, pero como bien dicen: una manzana en mal estado puede infectar a todas las de la canasta. Desde aquel paro del 2014 las luces de alerta debieron encenderse en un rojo intenso. El hecho de que los encargados de aplicar la ley se hayan lanzado entonces contra sus jefes inmediatos, los hayan jaloneado e insultado, no puede ser justificado por más desesperación que se quiera. Aún más, en ese tiempo, apenas se estaba acomodando el gobierno del cambio y tenía que hacer frente a un gran rezago en todos los órdenes.
La historia se vuelve a repetir en el 2017 con los mismos actores enfrente o tras bambalinas. Otra vez, el más alto jefe policiaco ‘el titular de Seguridad Pública-, fue agredido por un pequeño grupo de inconformes. Y aquí es necesario aclarar: aunque los inconformes, por diversas razones, son muchos, no son todos los que actúan de manera violenta. Hay policías, y me consta, que son respetuosos tanto de la jerarquía como de los ciudadanos.
Primero fue el general Audomaro Martínez, después Sergio Martínez Luis también militar; le siguió Miguel Ángel Matamoros, de formación policiaca y ahora el criminalista Jorge Aguirre. No se trata, según parece, de personas. Pueden quitar y poner jefes policiacos en el más alto nivel. Hay un problema de más fondo. Alguien debe saberlo.
GUSTAVO, EN SU TORRE
Sin duda que el PRI tabasqueño tiene que hacer un mayor esfuerzo. Allí en la casona de 16 de septiembre, no basta con cambiar a los jefes como en la policía, sino atender la enfermedad no los síntomas. ‘Haya sido como haya sido’ (no dio ‘haiga’ porque es incorrecto y se vuelve costumbre), ya Gustavo de la Torre es el nuevo pastor del rebaño. Le dieron el encargo de las ovejas, pero en ese rebaño también hay chivos, cabras y
lobos. Pensar que ‘quien ya bailó que se siente’ es una ilusión porque los que están o estuvieron en la pista ya les gustó la pachanga. Así que De la Torre Zurita tendrá que echar manos no sólo de sus buenas relaciones con el poder, con los ganaderos y con la gente de dinero, sino caminar en los seccionales y municipales. Hacer lo que tenía en una campaña interna que no hubo. Ya más después, como diría el choco, pensar en las candidaturas. Esas hay que construirlas, porque si vienen de arriba nomás no van a aterrizar.
OTRO BEJARANAZO
Pues resulta que en la política el que no cae resbala. Duro fue el golpe que desde Veracruz dio al partido Morena y de paso a su líder López Obrador, la diputada Eva Cadena quien fue filmada recibiendo fajos de billetes hasta contar medio millón de pesos. La señora Cadena tuvo que renunciar a la candidatura para la alcaldía de Las Choapas, Veracruz, posición a la que postuló Morena. La involucrada, como en aquel célebre caso de René Bejarano, dijo que cayó en una trampa y que AMLO nada tuvo que ver con esa operación. Por su parte el tabasqueño sostuvo que todo esto es ‘parte de la guerra sucia’ de Salinas, Peña, Fox, Calderón y sus socios. Más cosas veremos en cuanto empiece la campaña. Es cosa de creer o no creer.
SEMBRAR PARA COMER
Me decían y con razón que hay que tener una granja. Se acercan los tiempos de hambruna y vacas flacas, que no locas. Sin duda es un argumento que peina canas, y se está aplicando en Tabasco, sobre todo para los sectores menos favorecidos. Impulsando huertos familiares no sólo se ataca el hambre, se ataca un tipo de pobreza, aquella que tiene que ver con sobrevivir a pesar del entorno. Fundamental es que observe el ciudadano choco dónde vive y sobre qué suelo está de pie. Ya olvidó que sus abuelos vivieron de la producción de hortalizas y frutas, de criar cerditos, gallinas, patos y pavos. Mucho tiene que ver la falta de organización comunal que el choco de pueblo ha perdido lamentablemente.
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