Por: José Martínez
Como una analogía, la corrupción en México casi se ha convertido en un producto de la canasta básica. Prácticamente algunos gustan de utilizarla todos los días porque la ven como una necesidad de sobrevivencia.
De acuerdo a números de INEGI, en su Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, para el 88% de los mexicanos la corrupción es una acción frecuente. Este fenómeno es considerado como el segundo problema que más preocupa a la población, sólo por debajo de la inseguridad y la delincuencia.
Se debe recordar que en el país se han creado dos fiscalías especiales para combatir la corrupción que estarían como dependientes de la Procuraduría General de la República (PGR), una en 2004, Fiscalía Especial para el combate a la Corrupción en el Servicio Público Federal; y otra en 2014, Fiscalía Especializada en Materia de Delitos, relacionados con hechos de corrupción.
Ambas quedaron como letra muerta, con buenas intenciones, pero sin lograr el objetivo que tenían, convirtiéndose en un círculo vicioso, algo en lo que el país tiene experiencia y práctica.
Datos contundentes aseguran lo anterior: en el índice de Percepción de la Corrupción, México pasó del lugar 72 en 2008, al 123 en 2016, de 176 países analizados; y, por si fuera poco, el gobierno federal destinó más de mil millones de pesos para continuar simulando una estrategia de combate a la corrupción gubernamental.
La encuesta arrojó estadísticas que los estados con mayor número de víctimas de actos de corrupción son el Estado de México, con 62 mil 160; Sinaloa, con 58 mil 232; y Chihuahua, con 36 mil 472. Las entidades con menor número fueron Colima y Nayarit, donde la cifra no superó los 10 mil actos de corrupción por cada 100 mil habitantes.
Ante tal situación, la historia al parecer se repite. El año pasado (18/07/2016) se anunció el proyecto de crear la Fiscalía Nacional Anticorrupción, igual dependiente de la PGR, y que debería atacar directamente el problema, con el fin investigar dichos casos.
El asunto es serio y de importancia, sobre todo porque el ciudadano es quien al final es cercenado por la corrupción, al no encontrar esa percepción de confianza en las instituciones, sobre todo por no sentir la esperanza de tener de su lado un gobierno de políticas contundentes, y no de palabras.
Es fácil continuar creando instituciones, sobre todo bajo el nombre ‘anticorrupción’, lo ideal sería aplicarse en ellas, y leer que de 30 mil funcionarios federales sancionados hasta el 2015, sólo ocho sean destituidos. Falta consolidar la confianza.
HABERES
NO PASÓ desapercibido que durante la gira que hizo el gobernador Arturo Núñez, junto con la profesora Martha Lilia López del DIF Tabasco, el único secretario de gabinete que lo acompañó a Centla, Paraíso, Jalpa y Nacajuca en la ampliación del programa ‘Cambia tu tiempo’ fue el titular de la Setab, Ángel Solís Carballo, quien hoy también participará en la celebración del Día del Maestro. En el recorrido del viernes también estuvo el presidente de la Jucopo, José Antonio de la Vega, pero sólo acudió a Jalpa. Podría decirse que no es casual que Solís Carballo estuviera en los cuatro actos, porque la actividad escolar va estrechamente relacionada con las acciones para restituir el tejido social en Tabasco.
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