¿Cuántos periodistas más?

POR: Felipa Nery

El arte de plasmar lo que se piensa a través de líneas publicada en medios de comunicación es una difícil tarea que a últimas fechas se ha visto teñida de sangre, ya que muchos periodistas han fenecido a consecuencia de sus investigaciones y publicaciones, es una profesión que pareciera que no representa peligro alguno para quienes la ejercemos, sin embargo los estudios realizados recientemente por institutos, agencias de periodismo y la propia Fiscalía para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, han dado cuenta de 111 homicidios de los cuales el 99.75 por ciento han quedado impunes ya que hasta el momento no se han logrado esclarecer los motivos y menos detener al o a los responsables de estos lamentables hechos que mantienen a México en el tercer lugar de los países más peligrosos para la prensa según datos de la agencia Reporteros Sin Fronteras, quienes tomaron como base la información proporcionada por la FEPADLE, de acuerdo a las estadísticas de la fiscalía se contabilizan 105 asesinatos de periodistas del 2000 al 2016, es decir entre seis y siete muertes por año, sin embargo de enero a mayo de 2017 se han suscitado seis asesinatos de periodistas, lo que indica un grave aumento en este delito. Pero no solo son homicidios en contra de periodistas, sino también las agresiones de las que en el desempeño de sus actividades informativas son objeto y de ello hablan las cifras oficiales que registran 798 denuncias iniciadas en la FEADLE, pero de igual forma, solo en un 3% han sido castigados los responsables el 99.7% de las agresiones no ha recibido una sentencia. El periodista Moisés Sánchez, editor del semanario La Unión de Medellín, acaecido en Veracruz al inicio de esta semana, fue secuestrado a principios de enero de 2015 por un grupo armado del cual hasta el momento se desconocen sus identidades y ahora que fue asesinado esperamos que las autoridades despierten de su letargo y actúen investigando y poniendo un alto a los delitos en contra de quienes ejercemos esta noble labor de informar a la sociedad sobre los acontecimientos que conciernen a los ciudadanos, además de denunciar los abusos e ineficiencias de las autoridades y el propio gobierno. Muchas voces son calladas cuando se documentan y escriben hechos que a quienes están en el poder o son parte de una red de delincuencia organizada, no les conviene que salgan a relucir a la luz pública, en ocasiones apagan las voces y las letras con dádivas, canonjías y favores “especiales”, logrando que algunos compañeros callen, sin embargo a quienes no obedecen tales mandatos por tener conciencia propia y verdadera convicción, a estos se les persigue, se les hostiga, se les priva de la libertad, se les manda a golpear “para que sepan quién manda” y en 111 casos se les ha callado de manera definitiva. ¡Basta de tantas agresiones contra periodistas! ¡no se mata la verdad, matando periodistas!