Por: José Martínez
El politólogo y sociólogo Giovanni Sartori, quien recientemente falleció, dejó en sus escritos un legado para la humanidad, tal vez adelantándose a su tiempo con temas como el marxismo, la democracia, así como un análisis sobre los medios audiovisuales.
El especialista criticó y diferenció, por ejemplo, el concepto que califica al político, del cual señalaba como una persona que se puede hacer una tipología, y que en un extremo se colocaría al político ‘realista’, y en el otro al político ‘idealista’.
Y eso quiere decir que hay hombres políticos desaprensivos, sin principios, que solo se ocupan de intereses y cálculos de poder; y hay otros políticos que en cambio tienen la mirada puesta en los ideales que persiguen. Así lo indicaba Sartori, una referencia obligada en el mundo de la filosofía y el poder.
Este ejemplo viene a razón del comportamiento del panista Gerardo Priego Tapia, actual secretario general del Partido Acción Nacional, quien desde el 2012 está usando como bandera política la inseguridad, la violencia y el secuestro.
Sobre el tema, se debe reconocer que Priego Tapia ha sabido manejar a su favor números, estadísticas y comparativos a partir de apreciaciones de una organización civil supuestamente no partidista (aunque su presidenta fue candidata del PAN); sin embargo, cuando más alto estuvieron los índices de inseguridad -estamos hablando de la administración de Manuel Andrade y Andrés Granier-, curiosamente no tocó el tema. Tampoco habló entonces de la corrupción.
Se deduce que sus intervenciones sólo pretenden señalar a la administración en turno, como una respuesta a su intento fallido cuando participó como candidato por el PAN a la gubernatura de Tabasco. Entonces quedó en un lejano tercer lugar con menos del 5 por ciento de la votación.
Se entiende que las críticas en todo gobierno democrático son válidas y necesarias para continuar consolidar lo correcto y corregir los equívocos, aunque dichos señalamientos deben darse en un tono de respeto. El insulto y las palabras altisonantes sólo dibujan a quien las profiere.
Debemos recordar que el PAN, como instituto político, de manera histórica tiene una tendencia de mesura, acción que al parecer no comulga con la doctrina de Gerardo Priego, calificado en su propio partido como neopanista.
Mucho se ha dicho de sus conflictos personales, e incluso, de violencia familiar en la que ha sido protagonista, y por ese motivo se ha dicho en los medios en repetidas ocasiones que no tiene ‘calidad moral’ para erigirse en censor de otros. Pero más que nada, insisto, sus exabruptos simplemente son mal vistos y no se compadecen con quien buscó gobernar Tabasco, y que además fue diputado federal y empresario.
Hemos escuchado decir que Priego Tapia sólo busca un obsequio político, que le dé respiro para sobrevivir en su burbuja como eterno aspirante a un cargo de elección.
Ahora mismo llama la atención su actitud, porque el propio Arturo Núñez -a quien descalifica de manera soez-, ha manifestado una civilidad política al referirse al PAN y las posibilidades de una alianza con el PRD. Si esto llegara a plantearse formalmente, lo más seguro es que Priego Tapia buscaría dinamitar cualquier negociación.
La pregunta es, ¿qué tanto daño le está haciendo al propio Partido Acción Nacional un personaje intolerante y grosero? Hay personajes que despiertan pena ajena.
HABERES
El balance de las elecciones del domingo pasado aún no concluye pero puede adelantarse que fue el PRI el gran perdedor. Tiene tiempo para atender la lección.
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