Por: José Martínez
‘La vida de los otros’ es una película alemana del año 2006, donde se desarrolla una trama llena de espionaje, tanto en los círculos intelectuales, como policiacos y políticos.
Es 1984 y lo más avanzado era la instalación de micrófonos ocultos, pero igual se daban las persecuciones y desapariciones. El fin era obtener información de los ‘otros’ para mantenerlos atrapados en una pequeña burbuja.
En México esa ficción pasó a la realidad, y de una forma más sofisticada, sobre todo, porque se vigila la ‘vida de los otros’, especialmente de quienes no están de acuerdo con algunos círculos del poder.
Por lo menos esto es lo que publicó el lunes The New York Times, un influyente diario internacional que en primera plana destapó un nuevo escándalo para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Se trataría del espionaje a periodistas y defensores de los derechos humanos, así como activistas. Malas noticias en momentos en que precisamente este grupo de activistas e informadores reclama mayor seguridad.
De acuerdo a la versión, los ‘vigilantes’ pretende tener el control en todos los aspectos, y no dejar cabos sueltos. Temas como el de Ayotzinapa, por ejemplo, da a conocer el diario se tiene bien monitoreado, agarrados casi de la lengua.
Se habla que desde el 2011, al menos tres agencias federales mexicanas han gastado casi 80 millones de dólares en programas de espionaje de una empresa de origen israelí.
El software conocido como ‘Pegasus’ se infiltra en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios.
Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto
todo estaría bajo control.
Si usted lo recuerda, el propio Enrique Peña, después de la muerte del asesinato del periodista Javier Valdez, salió a cuadro para hablar sobre la protección de los comunicadores. Dijo en u acto oficial: ‘El ejercicio libre del periodismo es una condición indispensable en toda sociedad democrática, y por eso, este gobierno seguirá siendo respetuoso de la libertad de expresión’.
No podemos menos que estar de acuerdo con semejante afirmación. Pero, ¿entonces? Las mismas fuentes de los periodistas corren peligro, al otorgar datos confidenciales de un hecho delicado.
Lo más lamentable es que el ente que se dice defensor es el que escucha y toma decisiones para actuar a favor o en contra.
Como apunta The New York Times, originalmente el software ‘Pegasus’ era para perseguir criminales. ¿Son entonces los periodistas y defensores de derechos humanos considerados un peligro? Para el gobierno federal o quien tuvo la ocurrencia de este espionaje, lamentablemente sí.
Diez periodistas y abogados presentaron ya la denuncia formal. La Presidencia rechazó oficialmente la versión de NYT. Las autoridades deben aclarar, a fondo, este grave asunto.
HABERES
Lo moreno no quita lo descortés y alzado. Ahora Evaristo Hernández Cruz se da el lujo de comentar que no sabe por qué cargo competirá en el 2018. Dice que está ansioso de saber cuáles serán las bases para poder decidirse. En broma dicen que se lance para Presidente de la República. Las huestes obradoristas ya se preocuparon por su adquisición. Algo similar con el caso de Ariel Cetina quien buscará la alcaldía de Centro o ‘por lo menos’ una diputación.
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