¿Se investigará, se castigará?

POR: Felipa Nery Sánchez

La organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad dio a conocer a través de su portal de internet, una relación de los documentos bancarios de las transferencias que en la campaña electoral del 2012, la constructora Odebrecht hizo por unos 3 millones 140 mil dólares a una empresa establecida en Islas Vírgenes, ligada a Emilio Lozoya Austín, quien en ese entonces fungía como coordinador de vinculación internacional en la campaña del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, y a quien le continuaron realizando más transferencias, al ver que el candidato priísta se perfilaba como ganador de la contienda y ante la cercanía de Emilio Lozoya con el entonces candidato, los empresarios de Odebrecht otorgaron los recursos, con la esperanza de hacerse de contratos de obras, por lo que hoy se sabe que en total el ex director de Petróleos Mexicanos habría recibido unos 15 millones de dólares, de los cuales, se considera que parte de esos recursos habrían sido invertidos en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. La misma cuenta se habría utilizado desde 2010 y 2011, para hacer transferencias a una compañía ‘fantasma’  establecida en Poza Rica, Veracruz, de nombre Blunderbuss Company SA de CV, detrás de la cual opera una red de prestanombres vinculada al gobierno veracruzano encabezado por Javier Duarte. Ante las evidencias que ahora presenta Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, entonces debemos preguntarnos, si el gobierno federal realmente investiga a Javier Duarte, o todo ha sido parte de un montaje para que en vísperas del proceso electoral que se avecina, el gobierno aparente que se combate la corrupción cometida por servidores públicos de primer nivel. Esto es lo que hace que muchos se pregunten hoy qué hará el gobierno de Enrique Peña Nieto ante este nuevo escándalo de corrupción que lo involucra directamente; claro que a estas alturas hacer una investigación en torno a sí esos recursos que recibió Lozoya fueron a parar a la campaña de Enrique Peña Nieto, sería como pedir un milagro en estos tiempos de incredulidad, cuando mucho, se llegaría a castigar al partido que lo postuló por exceder gastos de campaña, pero enjuiciar al presidente de la República ahora que está en el poder, eso sí que está en chino; eso quizá sería posible, si en el 2018 fuera un partido contrario al PRI y al PAN, el que alcanzara el poder. Por todos estos nuevos señalamientos de corrupción que han surgido ahora  y de los que la PGR ha dicho que no ha avanzado en las investigaciones porque el gobierno de Brasil no le ha notificado, es claro que el Partido Revolucionario Institucional librará una lucha feroz para retener el poder, pues el propio Peña Nieto sabe que de ganar la Presidencia Andrés Manuel López Obrador, su destino sería la cárcel, no sólo porque le ganó la Presidencia de la República en 2012, sino por todos los actos de corrupción e impunidad que se han conocido y han permanecido sin castigo.