Ambiciosos, provocaron muertes

Por: Felipa Nery

En la Ciudad de México, son por lo menos 500 edificios que han sido señalados en rojo, que requerirán algunos reestructuración profunda y otros ser demolidos, por ser completamente inhabitables, ante el riesgo que corren de colapsarse;  otros están en códigos amarillos, debido a que tienen daños significativos pero no en sus estructuras, por lo que podrían ser habitados una vez que sean reparados; asimismo, unos más están en verde,  lo que significa, que sí pueden ser habitables, pero requieren reparaciones menores, de ventanales, plafones y pisos. El mandatario de la Ciudad de México, Miguel Mancera –quien con este terremoto puede salir ganancioso, o hundirse, en su aspiración política de ser candidato presidencial, dependiendo de su habilitad para atender esta situación catastrófica, y también hasta dónde le alcancen los recursos económicos–, ha anunciado, que para los primeros afectados, los que están en códigos rojos, les darán apoyos hasta por 3 mil pesos mensuales para pagar una renta; los segundos, los de amarillo, recibirán apoyos de renta de mil 300 pesos, en tanto reparan sus inmuebles y para los de verde, les darán 8 mil pesos para sufragar los gastos y los trabajos los realizarán cuadrillas de trabajadores de la Secretaría de Obras Públicas; asimismo, ha anunciado que habrán créditos por parte del Fondo de Desastres, para aquellos que perdieron sus viviendas, o como en el caso de los que tienen que demolerlos; en estas acciones también participarán los desarrolladores de viviendas, de entre los que se encuentran algunos a los que ya se les han abierto investigaciones penales, por no cumplir con el reglamento de construcción en algunos de los inmuebles que se colapsaron el pasado 19 de septiembre y donde además hubo pérdida de vidas humanas. Por fortuna, hasta ahora, los decesos que se han contabilizado en la Ciudad de México, no se cuentan en miles como en el terremoto del 85, donde fueron más de 10 mil; sin embargo, de los fallecidos el pasado 19 de septiembre, algunas muertes se pudieron evitar, como son dos casos a los que ya se han abierto investigaciones penales, unos departamentos nuevos que no se construyeron con los materiales que señalaba el proyecto y el otro, el del colegio Rébsamen, que no tenía permiso de uso de suelo para escuela, sino residencial y además se encontraban en litigio administrativo, porque ya se había ordenado el cierre de esta escuela desde el 2016, pero siguieron operando, porque los dueños  se ampararon y los resultados, los tenemos con la muerte de niños, maestras y demás personas que quedaron aplastadas al desplomarse una parte de esta escuela. Las autoridades deberán investigar y castigar a quienes por sus ambiciones personales de llenarse las bolsas de dinero de la noche a la mañana, como es el caso del constructor que utilizó materiales de menor calidad para la infraestructura del edificio, y el colegio Rébsamen que no tenía la autorización para construir esta escuela. Hay muchas muertes que no debieron ocurrir, si se hubiese respetado el reglamento de construcción diseñado después del terremoto de 1985.