El papa Francisco dedicó la misa que ofició hoy en Temuco (sur) a las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y fustigó el uso de la violencia en la lucha por reivindicar los derechos indígenas, en una región en plena tensión por el conflicto mapuche.
Utilizando un verso de la canción de Violeta Parra, “Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar”, el Papa quiso destacar que esta tierra, la más pobre de Chile, está también llena “de pena y dolor”.
Tres helicópteros, dos de ellos totalmente destruidos; dos iglesias, una escuela y una explotación agrícola fueron los blancos de los ataques ocurridos la madrugada de ayer, dijeron las fuentes, que precisaron que los ataques ocurrieron en La Araucanía y en las vecinas regiones de Biobío y Los Ríos.
En el resto de la homilía dedicada a los problemas indígenas de la Aracaunía, entre ellos los mapuches y sus reivindicaciones, Jorge Bergoglio condenó la violencia en la región, en una clara referencia a lo ocurrido en el pasado y a los últimos episodios en esta región, aunque sin citarlos.
Hoy jueves viajará a la ciudad de Iquique, en el norte del país, su última escala antes de continuar viaje a Perú.