Demonios con piel de oveja

Según los últimos reportes de la Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en México siete mujeres son asesinadas cada día, y parecería que esta cifra podría ir en aumento, ante el cúmulo de casos que se han registrado en fechas recientes, mujeres que son asesinadas por sus propios esposos, parejas, novios o choferes de taxi, microbuses, o pochimóviles, transporte que tienen la necesidad de usar para trasladarse a sus centros laborales; este es el caso de mujeres adultas que tienen la necesidad de salir a la calle a trabajar, o por cualquier otra causa, pero qué decir de aquellas niñas que son llevadas por sus propias madres, o padres a la iglesia, para que vayan al catecismo, a conocer de la palabra de Dios, para que se conduzcan por el camino de rectitud, y en vez de recibir la guía moral de parte de los sacerdotes, que se supone, son quienes deberían de llevar por el camino del bien a la comunidad católica, éstos no son más que unos verdaderos demonios encubiertos en una sotana, porque en vez de enseñarles lo que dice la Biblia, son abusadas sexualmente. El martes, conocimos en los diarios nacionales, la noticia del sacerdote y ex vocero de la Aquidiócesis de León, Jorge Raúl Villegas, quien fue sentenciado a 90 años de cárcel por abuso sexual y violación de dos menores de edad, de 14 y 16 años, alumnas de un colegio de Irapuato Guanajuato,  enfrentó un juicio por los delitos de violación calificada, abusos sexuales, corrupción de menores y hostigamiento sexual en agravio de dos menores, además, hay por lo menos otros tres casos más que están en proceso de investigación; si bien la sumatoria de las sentencias alcanza los 90 años de cárcel, el sacerdote sólo pasará 60 años en  prisión, que son la pena máxima que contempla el código penal de esa entidad; esta es la primera vez que en Guanajuato se logra una sentencia por este tipo de delitos. Y a partir de ahora, serán más los sacerdotes que tengan que enfrentar a la justicia, en la medida que se vayan visibilizando estas realidades que se viven en todas partes del país, y que durante años se han mantenido ocultas, con la complicidad de las mismas autoridades. Precisamente en una investigación que realizó la doctora Leticia Romero, en el Instituto Estatal de la Mujer, se evidenció que en algunas comunidades de Tabasco algunas mujeres habrían sufrido violación por parte de sacerdotes, faltó mayor difusión a esta información, para alentar a las madres de menores a denunciar penalmente a estos sujetos que se dicen representantes de Dios, pero que no son más que unos vivales, que viven del diezmo y las limosnas de los fieles y se aprovechan de la inocencia de las niñas y niños. No se pueden seguir callando, ni solapando estos delitos graves en contra de menores inocentes, que confiados se acercan a estos hombres, pensando que recibirán de ellos amor y protección, pero lo único que encuentran es maldad y perversidad.