¿Encuestas o propaganda electoral?

Sinhué Casanova

Conforme avanzan las campañas electorales tanto federales como locales, nuevamente observamos estrategias tanto de los partidos políticos como de los propios candidatos y sus equipos, las cuales prácticamente se vienen repitiendo elección tras elección. Aún más, ahora con las redes sociales y todo lo que implica para incidir a esa parte de los electores.

Sin duda, en otros años, donde existía poca competencia política entre los partidos, quizás la efervescencia era menor y las herramientas que se utilizaban en ese entonces prácticamente tenían mayor credibilidad. Probablemente pasábamos por alto muchos temas precisamente ante esa poca competitividad que existía entre las opciones que se presentaban ante los ciudadanos.
Un claro ejemplo de las “sorpresas” que nos hemos llevado todos en las últimas elecciones, incluidos los partidos políticos, candidatos y ciudadanos, han sido la poca precisión de las encuestas o sondeos electorales durante las campañas.
Al menos en Tabasco, durante el proceso electoral del año 2012 la mayoría de las encuestas daban como vencedor a otro candidato y finalmente la “sorpresa” fue que Arturo Núñez obtuvo el triunfo con una amplia ventaja. Sobre esto no entramos en detalles si se trató por el llamado”efecto de AMLO” en esa elección, el punto central es que la mayoría de las encuestas ponían a Núñez por debajo de sus adversarios y el resultado lo conocemos todos.
De igual forma, en el proceso electoral local del año 2015 en Tabasco, sucedió algo similar y nuevamente las encuestas fueron objeto de señalamientos sobre lo poco acertadas.
Un ejemplo sumamente notorio, fue en el proceso electoral del año 2016, donde se disputaron varias gubernaturas en el País y nuevamente las encuestas fallaron en muchos estados, siendo muy marcadas en Sinaloa, Chihuahua, Quintana Roo, Durango y Veracruz, donde prácticamente el resultado fue sorpresivo puesto que las encuestas daban como posibles ganadores a otros candidatos.
Independiente que las encuestas o sondeos establecen una metodología y que finalmente son estudios de probabilidad y, por ende, pueden concluir en otros resultados como hemos mencionado, lo que se podría poner a debate es qué está sucediendo ahora y ahí pudieran entrar muchos argumentos técnicos y de comportamiento social, entre otros más.
Sin duda, otro aspecto pudiera ser, tomando como base el índice de percepción de la corrupción que ubica a México en el año 2017 en el lugar 135 de 180 países, con una calificación de 29 puntos de 100 y como uno de los peores en América Latina, que la corrupción, la cual es asociada principalmente a aspectos públicos, también ha contaminado a las propias encuestadoras. Dejan de ser una herramienta útil para las mediciones en al menos los procesos electorales y han pasado a convertirse en una estrategia o propaganda política, para incidir en la población y captar interés en los ciudadanos, puesto que también hay estudios que demuestran, que una parte de la población decide con base en el posible ganador, es decir, no quieren “apostarle” a quien tiene mayores posibilidades de perder.
Este es un tema, que bien merece mayor debate y discusión seria y objetiva, puesto que al menos en los últimos 6 años, se ha disparado el error en el pronóstico de los ganadores.

Twitter: @SinhueCasanova