Las lecciones de la elección (I)

Felipa Nery

El triunfo absoluto, limpio, sin cuestionamientos de Andrés Manuel López Obrador, próximo presidente de la República, deja muchas lecciones a los mexicanos. En primer lugar, el reconocimiento de la sociedad a su honestidad y su lucha a favor de quienes viven en dificultades económicas, por la exclusión de las políticas de gobierno neoliberales y en segundo lugar, su trabajo incansable, tenaz, responsable y perseverante por alcanzar el objetivo que se propuso de ser Presidente. Hace unos días circuló una carta que en agosto de 1983, envió al gobernador  Enrique González Pedrero, en la que renunciaba al cargo de oficial mayor de gobierno, donde fue designado luego de ser removido de la dirigencia estatal del PRI, por considerar que esa función lo alejaba “de su propósito fundamental” de “servir a los intereses mayoritarios de mi pueblo”. En 1988,  buscó ser candidato del PRI a la alcaldía de Macuspana, sin éxito;  ese mismo año fue candidato a gobernador por el Frente Democrático Nacional, no le ganó al PRI, pero ahí empezó su lucha por la democracia en Tabasco; ya como dirigente estatal del PRD, en 1990 postuló candidatos a las presidencias municipales y diputaciones locales y al no reconocérsele  triunfos en Cárdenas, Nacajuca y Macuspana, encabezó el primer éxodo que lo llevó a la capital del país, donde negoció la salida del gobernador Salvador Neme Castillo, y logró que en Cárdenas se formara el primer Consejo Municipal, encabezado por uno de los suyos; ese fue su primer salto a los escenarios nacionales.  En 1994, fue candidato a gobernador por segunda ocasión y tampoco obtuvo el triunfo,  también fue a protestar a la Ciudad de México, pero no logró quitar a Roberto Madrazo Pintado; en 1996, llegó a la dirigencia nacional del PRD,  desde donde se convirtió en candidato a jefe de gobierno del Distrito Federal, en el año 2000; en 2006  fue candidato a Presidente de la República, arrancó la campaña con 10 puntos arriba sobre su más cercano adversario, Felipe Calderón Hinojosa, quien a través de campañas de miedo en radio y televisión, en tiempos adquiridos con millonarios recursos económicos, Calderón le ganó con una victoria pírrica de 250 mil votos; para el 2012, compitió por segunda ocasión por el PRD, pero no logró posicionarse ante el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, quien durante su gobierno en el Estado de México, posicionó su imagen a nivel nacional, a través de  campañas de radio y televisión; además, Obrador aún traía en su contra el resentimiento de los afectados por el bloqueo que mantuvo en la avenida Reforma. Y ahora, en este 2018, López Obrador compitió como candidato presidencial, con más fortalezas,  con el partido MORENA que él mismo creo, y con mayores condiciones de igualdad, con respecto a los tiempos de radio y televisión, recursos económicos y por supuesto, llevándole mucha ventaja a sus adversarios, porque él ya había recorrido hasta los rincones más recónditos del país, donde era aclamado por un pueblo  harto del PRI, PAN y  PRD, señalados de corrupción y no trabajar a favor de las mayorías de los mexicanos. La lección: el triunfo se alcanza con perseverancia, trabajo honesto y responsable.