Lecciones de la elección: la paridad (IV)

Felipa Nery

El resultado electoral del 1 de julio, no dejó lugar a dudas en el país, en la elección de Presidente de la República, el Congreso de la Unión y cinco gubernaturas, salvo en los estados de Puebla y Yucatán, donde todo parece indicar que irán al Tribunal Electoral para que este diga la última palabra, pero en cuanto al resultado de la elección del Presidente de la República, los candidatos del PRI y del PAN-PRD-MC, reconocieron el triunfo del tabasqueño, y es que la abismal diferencia de puntos, traducida a votos, significan, según el PREP, 24.1 millones de votos a favor del tabasqueño, contra 10.2 millones para Ricardo Anaya y 7.4 millones por José Antonio Meade. Esta jornada electoral demostró civilidad política y una copiosa participación ciudadana en las urnas electorales, decidiendo el rumbo de país, fueron estas, realidades que nos hicieron parecernos a un país de primer mundo, que en realidad estamos lejos de serlo, a pesar que desde los años noventas, se dijo que estábamos en igualdad de circunstancias para competir con países del primer mundo, como Estados Unidos y Canadá, y ahora resulta que esta apertura comercial no ha sido del todo benéfica, sobre todo para los mexicanos que no están en posibilidades de aprovechar las oportunidades que ofrece el TLCAN, como sí lo pueden hacer aquellos que tienen capitales para hacer negocios. Pero en fín, por ahora, tenemos que regocijarnos, de por lo menos en un día, haber dado estas muestras de que sí podemos ser diferentes y parecidos a los países con mayor cultura democrática, como los europeos y Estados Unidos de Norteamérica, a los que México logró superar este 2018, al hacer realidad el reconocimiento de los derechos políticos electorales de las Mujeres, a quienes en el año 2014 se les reconoció el derecho a la paridad de género, y aunque en el año 2015, cuando por primera vez se llevó a cabo una elección federal con esta nueva disposición constitucional, las mujeres no alcanzaron la paridad en la representatividad en el Congreso de la Unión, sólo se llegó al 42.6%; en aquellas fechas, las mujeres tuvieron que librar muchos litigios para que sus partidos respetaran sus derecho a estar en las boletas electorales, en cambio en este proceso del 1 de julio, ya no hubo que seguir tantos litigios para exigir el respeto a la paridad por parte de los partidos, salvo en Oaxaca, donde quisieron burlar la paridad algunos hombres haciéndose pasar por transexuales para ser postulados. Los resultados del INE revelan, que en la próxima legislatura 2018-2014, el Congreso de la Unión tendrá una representatividad casi paritaria, 48.8% de mujeres en la Cámara y 49.22% en el Senado. La lección: si hay respeto a las disposiciones normativas, se consiguen los propósitos para los que son creadas. Ahora, esperemos que así como se ha alcanzado esta paridad en el Congreso de la Unión, también se impulse en todos los niveles de la administración pública, como lo mandata el artículo 23 de la Convención Americana de los Derechos Humanos.