Ocultan realidad en muerte de manatíes y daños a salud de pobladores

Felipa Nery

Tanto la actividad de Petróleos Mexicanos, como los pesticidas que están siendo utilizados para fumigar las plantas de palma de aceite que se han sembrado en miles de hectáreas de terreno, actividad que ha sustituido a la ganadería que se derrumbó debido a la inseguridad y la ola de secuestro a los ganaderos, están poniendo en riesgo la vida, no sólo de las especies que se encuentran en los ríos y lagunas, sino también la vida de los pobladores de las zonas aledañas que utilizan el agua del río no sólo para su aseo personal, sino para su consumo humano. En los últimos días ha alarmado la muerte de decenas de manatíes, así como mojarras, peje lagartos y otras especies de los ríos de la zona de los Bitzales en Macuspana, el Usumacinta y otras zonas lagunares, sin que las autoridades den una respuesta concreta a estos acontecimientos a los que se han sumado las enfermedades en la piel de niños, mujeres, hombres y todas las familias que viven en las márgenes de los ríos y consumen el agua de los ríos y lagunas para su aseo personal, así como su consumo humano. Por cuenta propia de los lugareños, realizaron estudios al agua, los cuales indicaron que contienen cadmio en un 13.95 unidades, plomo con 9.54, aluminio 32.93. Los lugareños de los Bitzales afirman que ellos tienen la necesidad de consumir esta agua, porque en la zona no hay agua potable y tampoco cuentan con recursos económicos para adquirir agua de garrafón. Estos elementos encontrados en el agua son químicos peligrosos que ponen en alto riesgo la salud de los pobladores al consumir el agua, provocándoles no sólo daños en la piel, sino en sus organismos, acarreándoles enfermedades graves, como el cáncer y otros, como deficiencia renal. Las autoridades tienen que hablar con la verdad y no ocultar información a todas las personas que consumen agua de estos ríos que se encuentran contaminados por pesticidas y otros derrames de la actividad petrolera, de hacerlo, serán corresponsables del riesgo que puedan correr la vida de las personas, pero además, deberían proveerles de agua potable para su consumo, pues no deberían seguir tomando estas aguas contaminadas. Nadie se opone al desarrollo industrial, ni a la actividad agropecuaria, pero estas deben realizarse con responsabilidad, respetando no sólo el medio ambiente, sino la salud de las personas, que hoy están en grave riesgo, y no sólo las personas de estos lugares, sino quienes consumen los peces que provienen de esas aguas y que se encuentran contaminados con estos metales químicos pesados y peligrosos para la salud humana. Ni el gobierno estatal, ni el gobierno federal pueden seguir haciéndose los sordos y ciegos ante este grave peligro. A pesar de que ambos gobiernos se encuentren en transición, los actuales, no pueden eludir su responsabilidad de atender este grave problema de contaminación que se vive en los ríos y lagunas de Tabasco, a causa de la actividad petrolera y la fumigación de las plantas de palma de aceite.