PRI, en busca de una luz al final del túnel

José Martínez

Iniciaré con esta pregunta: ¿por qué insistirán tanto algunos dirigentes del PRI cambiar el nombre del partido tricolor? Por si fuera poco, los jóvenes de hoy relacionan al tricolor con la corrupción. El propio Enrique Peña Nieto sugirió en una reciente entrevista que el PRI debería cambiar “de nombre y de esencia”, pues “si conserva los apellidos, entonces no funciona”.

Apuntó el todavía Presidente: “Esta elección y las anteriores dejan ver un estigma muy señalado y muy asimilado en la sociedad, lamentablemente, de desgaste y de reproche hacia el PRI como marca”.

Hay quienes, como Juan Carlos Castillejos, representante del PRI ante el Instituto Electoral, que argumentan que es el sentimentalismo que jala al tricolor con las siglas; sin embargo, ya cuando se van a una contienda electoral, los jóvenes no identifican al PRI como un partido de avanzada, no lo ven como un partido moderno, que pudiera enarbolar y encabezar las verdaderas causas de la sociedad. Lo ven al PRI como un partido viejo.

Después de perder en el 2012 la gubernatura, y luego en la intermedia no poder remontar para tener por lo menos un mínimo respetable de diputados en el Congreso local, así como la representación de las alcaldías, el PRI se quedó impávido, con el temor de regresar a una competencia donde prácticamente quedó borrado en este 2018; en Tabasco, sin alcaldes, ni representación en el Senado y en el Congreso de la Unión y con sólo cinco diputados locales.

Hace seis años se habló de que el factor hartazgo influyó para que se olvidara a este partido que gobernó por más de 70 años. Ahora pretenden regenerarlo con una maquillada, con un cambio de siglas; el problema es que existe una profunda herida entre los mexicanos.

La pura obediencia a la que estaba acostumbrado lo que llamamos “pueblo” desapareció. La misma presidenta del PRI a nivel nacional, Claudia Ruiz Massieu, reconoció que se olvidaron de las personas, de las bases, y que este es el momento más difícil que ha vivido el partido en la historia reciente en el que continúan tratando de asimilar la magnitud de los resultados de la elección del primero de julio.

En uno de sus discursos consideró que se debe hacer una valoración de las formas y el fondo que se tienen que modificar.

No pudieron articular un proyecto que generara confianza, responder a los temas que le preocupaban a la gente.

Atrás quedó entonces el “nuevo” PRI. Quizás es tiempo de que se mire al espejo para encontrar su identidad. No se trata de cambios en las siglas sino algo más profundo.

Basta con jugar a la democracia. Requiere una verdadero autocrítica. No es tiempo de maquillajes. Con suerte pueden encontrar una luz al final del túnel.

HABERES 

El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo el lunes estar satisfecho con el acuerdo entre su país y Estados Unidos en el marco de la renegociación del TLCAN, pero consideró que es importante que Canadá forme parte del pacto trilateral. “Este paso da estabilidad económica, financiera”,  sin embargo, admitió que “hay otras cosas que no nos satisfacen del todo (…) el que todavía no se incluya a Canadá”. Se debe mantener el tratado del norte, subrayó.

La crítica a los servidores públicos y a cualquier ciudadano no debe dar lugar al insulto y mucho menos a descalificarlos por ser de otros estado de la República. Lamentable que esto suceda contra la alcaldesa Casilda Ruiz y la diputada Elsy Lidia Izquierdo. Son asuntos que pueden ser observados por Derechos Humanos.