Pero la crisis, es grave

Felipa Nery

“Banca rota”, viene de la antigua costumbre de la República de Génova, de romper las sillas de los prestamistas que caían en insolvencia financiera. Revisamos el significado de esta palabra, porque al iniciar una gira de agradecimiento del voto por Tepic, Nayarit, el presidente electo Andrés Manuel declaró que “por la situación de bancarrota en que se encuentra el país… no podamos cumplir todo lo que se está demandando”. Las afirmaciones sorprendieron, a empresarios, como Claudio X. González y Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, el primero dijo que la queja de Obrador “se debe a lo difícil que es cumplir las promesas de campaña con un bajo presupuesto”; en tanto que  Catañón refirió que “una bancarrota es cuando no puedes cumplir con tus compromisos de pago. Y México está lejos de ello… la economía mexicana puede cumplir con todos sus compromisos de pago de deuda”. La declaración del presidente electo sobre la “bancarrota del país”, sorprendió a muchos, porque a inicios de septiembre había dicho que Enrique Peña Nieto dejaría un país sin crisis política ni financiera, aunque sí con graves problemas de violencia, inseguridad y pobreza. El presidente electo habló de bancarrota el pasado domingo 16, unos cuatro días después de haberse reunido con el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, con quien al parecer, no habría tenido un diálogo satisfactorio, porque en esas mismas declaraciones, reiteró lo que ya había dicho, que va a respetar la autonomía del Banco de México, “para que no haya devaluaciones, que no haya inflación”, y agregó: “que si se dan esos fenómenos no va a ser por culpa del presidente de la República, sino por circunstancias externas o por mal manejo de la política financiera que haga el Banco de México, no el gobierno de la República”. A todo esto, López Obrador ofrece disculpas por haber dicho “bancarrota”, pero sostiene “que sí hay crisis”. Lo cierto  es, que si no estamos en “bancarrota”, es porque el gobierno ha preferido pagar sus deudas, en vez de atender los problemas sociales que se padecen en el país, por endeudamientos que han hecho los gobiernos para invertir en proyectos que sólo han dejado beneficios económicos a unos cuantos, mientras que las mayorías de los mexicanos padecen de desempleo y se involucran en la delincuencia organizada, por falta de oportunidades para subsistir dignamente. Si bien, se han hecho préstamos al Fondo Monetario Internacional para combatir la pobreza, también es cierto que muchos millones de pesos van a parar a los bolsillos de los altos funcionarios que se encargan de aplicar las acciones, ahí está el escándalo en torno a la titular de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano, y antes de Desarrollo, Rosario Robles, del supuesto desvío de unos 700 millones de pesos, que supuestamente se entregaron en beneficio a ciudadanos, pero resulta que éstos nunca los recibieron, y esto, es sólo una milésima, de lo que se pudiera conocer de los actos de corrupción que sexenio tras sexenio se han dado, incluso en los gobiernos del PAN, si no, sólo hay que recordar los negocios de los hijos de Martita Sahagún.