Filipinas recibió ayer con honores al presidente de China, Xi Jinping, en su primera visita al país en la que se rubricaron una veintena de acuerdos, sobre todo para la inversión en infraestructuras, como prueba de los estrechos lazos con la administración de Rodrigo Duterte.
El presidente Duterte agasajó a Xi con una ceremonia militar, bailes tradicionales y una alfombra roja a su llegada al Palacio de Malacañang en Manila y le instó a “escribir un nuevo capítulo” en su relación, que ha desplazado a Estados Unidos como su principal socio y aliado.
Xi consideró su visita, la primera de un mandatario chino a Filipinas en 13 años, un “hito” en la historia de los dos países que son “buenos amigos, buenos vecinos y buenos socios” que contribuyan a la “paz y estabilidad” de la región.
Los dos mandatarios -que se han reunido seis veces en los últimos dos años- coincidieron en la necesidad de incrementar el comercio y la participación china en el proyecto ‘Built, Built, Built’, con el que Duterte quiere impulsar las infraestructuras y el empleo.