Les preocupa la concentración del poder

Felipa Nery

Un grupo de políticos e intelectuales de este país se han encontrado y acordado construir una iniciativa para generar contrapesos al gobierno del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, temerosos de “los niveles de 80% de aceptación que tiene en la población y la concentración del poder”  según el gobernador de Chihuahua Javier Corral, por lo que dice, que  “en cualquier democracia el  poder debe tener límites, contrapesos, equilibrios

” Entre las personas que conforman esta agrupación, se encuentran, además del mandatario de Chihuahua, el de Jalisco, Enrique Alfaro, empresarios como Gustavo de Hoyos, José Luis Barraza; los escritores Juan Villoro, Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, así como los políticos: Salomón Chertorivski, Marta Tagle, Cecilia Soto, Agustín Basave, Luis Colosio Riojas y Emilio Álvarez Icaza, según dio cuenta el pasado fin de semana, el periódico Reforma y señalan al director de ese diario Juan Ernesto Pardinas, quien fuera el director del Instituto Mexicano para la Competitividad, de ser el autor intelectual de este grupo. De ninguna manera se debe desacreditar a este grupo de mexicanos que se han reunido con la finalidad de que los principios democráticos que dieron origen a la independencia de México y las instituciones de la sociedad civil y los órganos constitucionales autónomos que se han ido construyendo a lo largo de los últimos años, así como todas las libertades y derechos humanos reconocidos, no se conviertan en letra muerta y por el contrario, se vean amenazados, como ocurre en otros países de América Latina, como Venezuela, que de ser una democracia ejemplar, se ha convertido en un autoritarismo disfrazado de democracia. Son precisamente las fuerzas opositoras al poder, las que han permitido que en México se vayan haciendo realidad esos principios democráticos, que durante muchos años han estado escondidos en el velo del autoritarismo, por las complicidades de algunos que disfrutaron del poder. Quizá estos hombres y mujeres que se reunieron con la finalidad de buscarle “contrapeso y equilibrio”, al poder que concentra el Presidente de la República, tanto por su aceptación, como por la mayoría que tiene en el Congreso de la Unión, tengan razón en sus temores a que renazca un Santa Ana, o un Porfirio Díaz, porque esos visos se hicieron presentes cuando el Presidente Andrés Manuel defendía a capa y espada, su iniciativa de reforma constitucional que envió al Congreso de la Unión para crear la Guardia Nacional, con mando militar. Pero después de haber visto que el Senado de la República aprobó crear una Guardia Nacional con mando civil y que el Presidente López Obrador celebró esta decisión de los senadores y confió en que los diputados la aprobarán en el mismo sentido, debemos tener claro que hay respeto por parte del Presidente a los principios democráticos que le permitieron a él alcanzar el poder en la tercera ocasión que lo buscó y que él no será un traidor de la democracia. Pero de lo que sí deben hacer una autocrítica estos políticos e intelectuales, es que muchas organizaciones civiles y órganos constitucionales autónomos, no cumplían con su finalidad, sino que sólo eran utilizados para los fines del Presidente en turno. ¿O no?.