Modernidad daña el tejido social

Felipa Nery

El compromiso de reacomodar el tejido social dañado por la modernidad, como bien dice el gobernador Adán Augusto López Hernández, es de todos, no se le puede dejar sólo al Estado, ni en particular a la escuela; por supuesto que la principal responsable en la reconducción de la vida familiar, es la misma familia que se ha quebrantado en los últimos años y ese quebrantamiento familiar ha provocado que un gran número de adolescentes y jóvenes tengan problemas con la ley, pues según las estadísticas de los detenidos, la mayoría son personas en edad joven y adolescentes. Al reunirse con representantes de las iglesia y directivos de la escuela coronel Gregorio Méndez,  los invitó a que junto con la sociedad en general, entre todos hagamos un esfuerzo colectivo para superar problemas como la inseguridad y la desintegración familiar, y aunque consideró que “la inseguridad es multifactorial”, también señaló que el factor principal que la genera es la falta de valores y de referentes morales en la sociedad”. Tiene razón el gobernador cuando dice que todos debemos participar en la reconstrucción  de la sociedad, porque como decía el economista brasileño y ex presidente del Consejo de la FAO, Josué de Castro: “En el Brasil, nadie duerme a causa del hambre”, y agregaba que los ricos no dormían, porque se cuidaban de los pobres que tampoco dormían porque estaban esperando a que los ricos se durmieran para ir a asaltarlos. En fín, que en esta misma situación nos encontramos hoy en la mayor parte del territorio mexicano, pero en especial aquí en Tabasco, donde los índices de violencia son alarmantes y más alarmantes son, ahora que la Fiscalía del Estado ha dado a conocer que el Fiscal anterior, Fernando Valenzuela Pernas ocultó 13 mil 219 delitos al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, toda vez que el registro real fueron de 58 mil 271 delitos y sólo se reportaron    45 mil 52,  para que no se reflejaran en las estadísticas, que seguramente nos habrían convertido en la entidad con mayores índices delictivos del país, porque fue tanta la incapacidad para prevenir y castigar tanto del poder Ejecutivo, como del Judicial y la Fiscalía, que Tabasco se convirtió en una tierra de nadie, porque Arturo Núñez Jiménez “se jubiló” el primer día que asumió la gubernatura de Tabasco, pues sólo se dedicó a vegetar y a disfrutar las mieles del poder, junto con su mujer, sin importarle la crisis de inseguridad, de desempleo, de pobreza y de marginación que padecía gran parte de la sociedad. Ocultando las cifras reales de violencia y haciendo creer que habían bajado los índices delictivos, pretendía que su partido, el PRD, pudiera ganar las elecciones, en las cuales la sociedad tabasqueña les expresó su rechazo unánime. Hoy, el gobernador Adán Augusto, quien recibió reconocimiento de la preparatoria coronel Gregorio Méndez Magaña, como alumno distinguido, advierte la necesidad de trabajar con los jóvenes, “quienes por el abandono sufrido han dejado de creer que la sociedad se sustenta en valores”. Esperemos que esta coordinación para trabajar a favor del rescate de los valores, se pueda convertir en una realidad.