Alumnas rompen el silencio

Felipa Nery

Efectivamente, como dice el diputado Gerald Washington Herrera, quien fuera dirigente estudiantil de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, durante muchos años, el acoso sexual de maestros hacia las alumnas, no es nuevo, se ha dado y se conoce desde hace muchos años, algunos maestros han sido dados de baja, pero también, otros han sido protegidos, no se ha hecho ningún procedimiento en su contra; en lo que no coincido con él, es cuando dice que el tema se debe tocar al interior de la universidad, pues no es un tema que sólo se debe tocar al interior, sino que se tiene que hacer público, por la falta de respuesta institucional a muchos casos que las alumnas han denunciado, por eso  apoyadas por muchos varones, se atrevieron el pasado miércoles a manifestarse públicamente en el gallo a Juárez, donde el rector José Manuel Piña Gutiérrez dijo: “así quería Juárez que los universitarios trabajáramos de manera unida, proyectarnos como un referente en la educación superior más allá de las fronteras y trabajando unidos en aras de una Patria más justas, más próspera y más soberana”, efectivamente, este es el ideal de universidad al que debemos aspirar, sólo que para ello, se tiene que reivindicar la dignidad de los seres humanos, empezando por la razón de ser de la universidad, sus estudiantes, por lo que se tienen que establecer mecanismos que favorezcan la erradicación del acoso sexual, que las alumnas no se vean obligadas a abandonar la escuela por el acoso que sufren por parte de quienes deberían brindarle seguridad y confianza en su formación para que pueda alcanzar un desarrollo armónico como ser humano, la universidad debe ser un lugar donde se fomente el respeto a los derechos humanos; como bien lo señala el artículo tercero constitucional, la educación debe contribuir a la independencia del ser humano, no al sometimiento, ni servidumbre de ninguna índole. ¿Cómo es que la educación va a contribuir a fortalecer los lazos de aprecio, respeto y fraternidad,  si nosotros los maestros  no les respetamos la dignidad a las alumnas y alumnos, pero sobre todo, somos quienes los queremos someter?. ¿Cómo cambiar esta descomposición social en la que hoy vivimos, si desde las mismas aulas no se respeta al otro por parte de quien se pone en una relación de “superioridad”, y quiere obtener favores sexuales a cambio de las calificaciones?, ese es un ejercicio abusivo del poder que tiene el maestro frente a las alumnas que en muchas ocasiones se ven obligadas a ceder por temor a ser reprobadas o a otras represalias. El hostigamiento sexual, no sólo es una violencia escolar, sino que es un delito, así tipificado en el código penal, que provoca daño psicológico a la persona que lo sufre, por lo que estos bochornosos hechos que las alumnas han denunciado públicamente en este Gallo a Juárez, no sólo debe tratarse al interior de la Universidad, como señala Gerald Washington, sino que las alumnas ofendidas deben acudir ante la Fiscalía del Estado, para presentar sus denuncias penales en contra de los agresores. Las alumnas se han atrevido a hacerlo público, han dado nombre de acosadores, ahora que acudan a la autoridad correspondiente, en tanto que en la Universidad se deben adoptar acciones para erradicar estas prácticas por parte de algunos profesores.