El presidente Jair Bolsonaro prometió romper con la “vieja política” y destrabar la economía en el arranque de su gobierno, pero el inicio de su mandato al frente de Brasil estuvo marcado por batallas de poder y errores que erosionaron su popularidad y pusieron en duda sus reformas.
El excapitán del ejército, apodado “el Trump de los trópicos” debido a su admiración por el presidente de Estados Unidos, cumplió con algunas de las promesas para los primeros 100 días de su gobierno, que se cumplirán el miércoles, como la autorización de la posesión de armas o el lanzamiento de las privatizaciones. Pero las intrigas, las divisiones y las torpezas frenaron en seco la euforia de los mercados y de sectores que votaron por el candidato ultraderechista, poniendo fin a décadas de gobiernos de centro y centro-izquierda.
Bolsonaro se alzó con la victoria gracias a mensajes simples de que acabaría con la criminalidad, la violencia y la corrupción endémica.