Felipa Nery
En 1937, cuando las mujeres reclamaban su derecho a participar en política, a votar y ser votadas en los procesos electorales y ser parte del estado democrático mexicano, el entonces Presidente de la República, el liberal Lázaro Cárdenas del Río envió la iniciativa al Congreso de la Unión, la cual fue aprobada por ambas cámaras, la de Senadores y de Diputados, después pasó a la legislatura de los estados, alcanzó la mayoría de los votos, pero nunca fue publicada para que entrara en vigor; en aquel entonces las mujeres no alcanzaron el derecho a ejercer el derecho de votar en igualdad de condiciones que los hombres, porque el partido en el poder, el Partido Nacional Revolucionario, abuelo del PRI, consideraba en aquellos entonces, que si a las mujeres se les daba el derecho a votar, lo harían en el sentido que les dictara la iglesia católica, así es que para seguir teniendo el control político, Lázaro Cárdenas le negó a las mujeres el derecho a votar. Fue hasta 1953 que el entonces Presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortínez les reconoció el derecho a votar y ser votadas, aspiración por la que las mujeres luchaban desde la Revolución Mexicana. Otro salto histórico, que permitió “el avance hacia una sociedad más justa, incluyente y democrática”, como en su momento lo reconoció ONU Mujeres, se dio en el año 2014, con la reforma político-electoral, que garantizó la paridad entre hombres y mujeres, para contender por los cargos de elección popular, derecho que le permitió a las mujeres registrar un avance significativo en el proceso electoral del 2015, luego de sufrir un largo peregrinar de justicia ante los tribunales electorales, por las resistencias de los partidos políticos a respetar el principio constitucional de la paridad de género. Hoy, nuevamente las mujeres estamos a un paso de dar un salto más rumbo a esa aspiración de alcanzar la igualdad plena entre hombres y mujeres; el pasado jueves 23 de mayo, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad las reformas constitucionales a los artículos 2, 4, 35, 41,52, 53, 56, 94 y 115, mismos que ya habían aprobado con anterioridad en el mismo sentido en el Senado de la República, igualmente por unanimidad; con estas reformas las mujeres alcanzarían la igualdad de derechos a ocupar espacios públicos en la misma proporción que los hombres, en el Poder Ejecutivo, en el ámbito federal, estatal y municipal, así como en la Conformación del Poder Judicial y en los órganos constitucionales autónomos. La iniciativa de reforma constitucional, aun no cumple con todo el proceso legislativo, el dictamen del Congreso de la Unión ha sido turnado a las entidades federativas; segura estoy que será aprobado en la mayoría de los estados y será promulgado este mismo año; las mujeres no volverán a ser burladas como ocurrió en 1937, porque hoy son otros tiempos, hoy la voz de la mujer se escucha, está representada en el Congreso de la Unión y en las legislaturas estatales, casi en igualdad de condiciones.
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