La iglesia católica confronta al gobierno de López Obrador

Felipa Nery

“Eso sí que calienta”, respondió el Presidente Andrés Manuel López Obrador en la conferencia mañanera de ayer cuando un periodista le preguntó su opinión con respecto al editorial que publicó el pasado domingo le iglesia católica, en el que critican y cuestionan su forma de gobernar y lo llaman a dialogar y a permitir la participación de la sociedad, porque a decir de la cúpula de la iglesia católica, maneja “de manera unilateral y unipersonal los grandes problemas de este país”. La iglesia católica acusa que sólo existe un “monólogo, donde los medios de comunicación se limitan a dar cuenta de largos discursos sin interlocutores, o donde la mayor participación ciudadana se da cuando se consulta a mano alzada, en medio de mítines a modo, asuntos que deberían analizarse con  argumentos razonables y mecanismos verdaderamente democráticos”; también cuestionan a la Cámara de Diputados porque la fuerza mayoritaria pretende tomar el control absoluto, sin tomar en cuenta a los grupos políticos minoritarios, pretendiendo “convertir el lugar de mayor dinamismo democrático, de un país en un espejo del totalitarismo”; la iglesia católica admite que el gobierno ha organizado muchas reuniones, pero sin escuchar a los campesinos “que no han recibido los subsidios que les corresponde”, a las madres trabajadoras “que necesitan apoyos profesionales en el cuidado de sus hijos”, a los médicos “que hablan del desabasto de medicamentos y falta de mantenimiento a los equipos especializados”, a expertos “que analizan la viabilidad de proyectos”, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y demás organismos autónomos, a las calificadoras internacionales sobre la trayectoria económica del país, a los implicados para orientar la educación de niños y jóvenes, a inversionistas, a víctimas de violencia… y rematan “Estamos a tiempo… por el bien de todos, aprendamos a dialogar, gobierno y sociedad”. Es claro, que no hay comunión entre la iglesia católica y el gobierno liberal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador y como en los viejos tiempos de la pos colonia, la iglesia católica quiere seguir manteniendo sus cotos de poder, dominio e influencia en el gobierno. Para nadie es un secreto que Andrés Manuel López Obrador no ha sido santo de la devoción de la jerarquía católica, lo que explicaría entonces, porqué esta administración mantiene y procura tener buenas relaciones con los representantes de la iglesia protestante, los evangélicos, que participan en la distribución de la “Cartilla moral”, de Alfonso Reyes, que ha retomado este gobierno, para tratar de inculcar los valores de los que se apartó la sociedad mexicana y que serían unas de las causas de los problemas sociales, cartilla que la iglesia católica se ha negado a reconocer y distribuir, pues dicen que su única cartilla moral es el evangelio. No podemos negar que aun con toda la pérdida de credibilidad que ha tenido la religión católica, al igual que las protestantes, por los actos indebidos de muchos de sus representantes, la iglesia católica sigue teniendo el mayor número de fieles, eso es cierto, pero lo que también no debe olvidar la iglesia católica, es que somos un estado laico y que desde la Constitución de 1857 quedaron definidas las funciones que le corresponden al Estado, y a la iglesia.