Felipa Nery
El Presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en Villahermosa el pasado fin de semana, su actividad principal aquí fue la conferencia mañanera a la que fueron invitados un gran número de reporteros, columnistas y fotógrafos, prensa de todos los medios de comunicación, incluidas las redes sociales; la cita para acudir a este encuentro que tuvo lugar en la zona militar, fueron las 4.45 de la mañana del viernes, afuera del hotel Tabasco Inn en la avenida Pagés Llergo, de donde partieron tres camiones tipo ADO a las cinco de la mañana, guiados por el jefe de prensa, Fernando Morales. En la entrada al campo militar por 27 de febrero, ya estaban plantados vecinos, padres y maestros de la preparatoria de Paraíso, Augusto Hernández Olivé, que en una manta pedían un minuto de su tiempo al Presidente; también estaban psicólogos con sus cartulinas pidiendo audiencia; los militares abrieron paso para abrir el portón y permitir el paso de los autobuses. Al bajar, los periodistas fueron conducidos hacia una palapa, a obscuras que sólo alumbraban las luces de los vehículos militares, sillas alrededor de la palapa y al centro una mesa con un bote que ofrecía agua de Jamaica, charolas de pan, un poco atrás, unos militares ofrecían café calientito; después de tomar el café y el pan, un militar fue pasando lista a cada uno de los periodistas presentes; sólo dos o tres no aparecieron en la lista, algunos fueron enlistados hasta tres veces, hubo ausentes, tal vez la madrugada les impidió estar; después de pasar lista, fuimos conducidos por los militares hacia el lugar donde se llevaría la rueda de prensa, ahí llegamos 15 minutos antes de las 7 de la mañana, la primera fila, en su mayoría ya estaba reservada por las mochilas de la prensa nacional, la prensa local se sentó a partir de la segunda fila; probaron el micrófono donde hablaría el Presidente, se dieron instrucciones a los periodistas, que no podían hacer control remoto, no podían estar hablando mientras lo hacía el Presidente; quienes ocupaban lugares delante de las cámaras de televisión y de fotografía, no podían levantar sus teléfonos o sus cámaras más allá de sus ojos; no se podía arrebatar la palabra, se tenía que levantar la mano y el Presidente decide a quién le da la palabra, no se puede hacer la pregunta hasta que no le sea entregado el micrófono. El Presidente apareció por detrás de la mampara cuando faltaban cinco minutos para las siete de la mañana, inició la conferencia comentando sobre la reunión de seguridad que acababa de sostener; de las interrogantes de los periodistas, sobresale la del compañero Juan Gabriel Sánchez Brec, quien pregunta al Presidente si se hará justicia al pueblo de Tabasco, si se procederá en contra de Arturo Núñez Jiménez, a lo que el mandatario responde que “la venganza no es su fuerte”, pero que si el pueblo lo pide, se procederá. La cuestión es que en el remotísimo e ilusorio escenario que se procediera en contra de Arturo Núñez y su pandilla, como ya pasa de los 70 años, un posible proceso al que fuera sometido, se le llevaría en libertad. Más que cárcel, habría que pedir, que devuelvan lo que defraudaron al pueblo de Tabasco.
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