Estamos en una encrucijada

Felipa Nery

En Tabasco, como en el país, estamos en una grave encrucijada, pues no se sabe cómo resolver el problema de inseguridad que durante muchos años las autoridades dejaron de atender y se hicieron los ciegos y sordos, a pesar de conocer la realidad, en especial, nos referimos al caso que ha estremecido a la sociedad tabasqueña en los últimos días, a partir de la detención de Trinidad N, alias “El Pelón de Playas”, un personaje del que todas las autoridades sabían de su actuación en la villa Playas del Rosario y sus alrededores durante todo el sexenio pasado y que en los últimos meses había extendido sus reales hacia otras zonas del Centro, como la colonia Carlos A. Madrazo, Bosques de Saloya y los Anacleto Canabal. Durante el gobierno de Arturo Núñez Jiménez era un secreto a voces, que policías de la Fiscalía del Estado estaban involucrados en secuestros y demás hechos ilícitos en la zona de Playas del Rosario y durante toda la administración, el Fiscal, Fernando Valenzuela Pernas no hizo nada al respecto; fue hasta los últimos días de ese gobierno, que Valenzuela anunció la desintegración del equipo; se trataba de un grupo policiaco de élite conocido como Grupo de Operaciones Especiales GOPES, que participaban también en extorsión; fue hasta que un supuesto grupo de empresarios apareció encapuchado y armado y anunció que enfrentarían a los delincuentes que se encontraban en la Fiscalía y señalaban de manera directa al director de ese grupo, Pedro Cuauhtémoc Gutiérrez Acuña, de ser el facilitador de los medios para que la delincuencia actuara con libertad. Aquella policía solo se desintegró y no hubo mayores investigaciones, ni castigos. Hoy sabemos que el famoso “Pelón de Playas”, era un policía, unos dicen que era ministerial y otros afirman que era policía preventivo, la sociedad no sabe la realidad. De lo único que sí estamos seguros es que en Tabasco no han tenido que venir grupos delincuenciales de otras partes del estado para actuar aquí, sino que quienes actúan en contra de la sociedad tabasqueña, son grupos delincuenciales que se han incubado aquí, que crecieron con la complacencia de las autoridades que en su momento eran las responsables de prevenir y combatir a la delincuencia y no hicieron nada, o fueron sus cómplices, o sólo se dedicaron a vegetar a cobrar los jugosos sueldos, sin cumplir con la tarea que tenían encomendada de proteger a la sociedad. Ahora que un juez federal deja libre a Trinidad N., por supuestas fallas en el informe homologado, lo único que el gobierno estatal puede hacer es retenerlo en prisión, por una condena de tres años que ya pesaba en su contra, porque no hay más denuncias en contra de él por otros delitos graves que lo pueda mantener en prisión, pues la gente que pudo ser víctima de él, no se atreve a denunciar por temor a las represalias. Y este, es sólo el caso de un personaje de los muchos que actúan en la entidad en contra de la sociedad. Esta es pues, la encrucijada en la que nos encontramos.