Una huelga de trabajadores de Petrobras contra despidos en una planta y la venta de activos de la empresa acentúa la presión sobre la petrolera estatal brasileña, que trata de frenar el movimiento con recursos legales e incentivos laborales.
Los sindicatos informaron que más de 20 mil trabajadores (un tercio de la plantilla total) se adhirieron al paro, desafiando una decisión judicial que había declarado “ilegal” el movimiento, definido por los empleados como la mayor huelga en el sector desde 1995.
El paro inició el 1 de febrero tras el anuncio de cierre de una fábrica de fertilizantes propiedad de Petrobras, en el Estado de Paraná, con el consiguiente despido de cerca de 400 empleados fijos y 600 subcontratados.
La compañía ha sido capaz de mantener los niveles de producción del crudo y gas, y satisfacer la demanda de combustible en todo Brasil gracias a trabajadores temporales bajo contratos de emergencia que a menudo involucran turnos más largos.
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