La hora de la responsabilidad oficial y privada

José Martínez

Hay que insistir una y otra vez, y otra: la epidemia no ha terminado aunque por necesidades económicas y vitales se comiencen a abrir ordenadamente algunas actividades productivas. Se pone a prueba la responsabilidad de autoridades y la población.

Como bien dijo a la secretaria de Salud, la doctora Silvia Roldán, las cifras son “escalofriantes”, pues en Tabasco no sólo se ha rebasado el peor escenario en el que se temían hasta doscientos fallecimientos por COVID-19, sino que ahora se habla del riesgo de más de mil decesos.

Pero si no se asume la necesidad de autoprotegerse y proteger a los demás, el escenario es catastrófico. No es un juego y no es el momento de titubeos y especulaciones: Tabasco lleva un promedio de 150 infectados por día, un total de más de 5 mil 800 casos y casi 700 defunciones.

No son cifras solamente, no son números fríos; son seres humanos y familias rotas.

Es cierto que el sector Salud se ha preparado con hospitales, camas, instrumental; contra reloj capacita al personal médico y de asistencia. Pero falta el respaldo logístico para planificar y hacer cumplir las medidas de combate a los contagios; una serie de acciones en las que tanto el gobierno como los particulares asuman su responsabilidad humanitaria.

En una reciente entrevista, la doctora Roldán advirtió lo obvio: sólo bajarán casos de contagios y muertes por COVID-19, si la población cumple con medidas preventivas. Pero también si mejora la eficacia en la atención; hay que desburocratizar las respuestas, orientar clara y contundentemente a la población: qué hacer y qué no hacer.

Cientos, miles de millones se están invirtiendo en recursos médicos; cientos, miles de millones se están perdiendo al paralizar la economía. Cada día que pasa, inclusive por la inconsciencia de un sector, se daña a la sociedad y podría ser irreversible.

Hay quienes siguen anclados en la disputa ideológica, en la confrontación partidista o en el cálculo de intereses particulares. La mezquindad mata.

Como también matan los malos hábitos. Según registros sanitarios, en Tabasco 99 de cada cien personas que fallecieron por COVID-19 tenían algún padecimiento previo como obesidad, hipertensión o diabetes. Pero son enfermedades también producto de una supuesta “libertad de elección y de mercado”. ¿Entenderemos?

A propósito de la reducción del transporte público cuando reinician las actividades: es de sabios rectificar. Porque además los concesionarios están en un doble juego, quitan más unidades.

HABERES

No es para tomarlo a broma. El país no se puede ni debe polarizar. La tarea conjunta es hacer que instauremos equilibrios en lo político, económico y social. Lo otro es el abismo en el que aún quienes ganan terminan perdiendo.