Campañas políticas, no deben ser de contagios

José Martínez

Las multitudes en las campañas actuales pueden originar esa tercera ola de coronavirus de la que tanto se ha pronosticado.

En los recorridos de algunos candidatos como Andrés Granier (alcaldía) y Nicolás Haddad (diputación) se rompieron todos los protocolos. Algunos de los aspirantes tienen asignado una persona que se encarga de rociarlos con un antibacterial a cada paso que dan. Los demás no interesan.

Es un grado de tentativa en contra de la propia gente. Así se puede leer. Ni los equipos de campaña hacen algo para evitar que los ciudadanos estén amontonados. La sana distancia desapareció, cuando en el estado seguimos arriba de los cien contagios diarios.

Es, podría decirse, una irresponsabilidad. Lo que se pide es que no haya aglomeraciones, y en esta campaña algunos lamentablemente olvidaron. Estamos en un semáforo naranja, que no quiere pasar al amarillo por situaciones como esta.

Ya se ha dicho y con mucha razón que quien se comporta de manera irresponsable cuando quiere llegar al poder (otra vez, inclusive), tendrá una conducta peor ya cuando se crea respaldado por los votos y asuma el poder. A los políticos o aspirantes a serlo se les conoce desde la campaña.

En la tribuna del Congreso local, una diputada de la Comisión de Salud pidió que se aplique la prueba de PCR (la oficial) a uno de los candidatos a diputado –un señor Wade-, de quien trascendió había resultado positivo. No estaría por demás que uno de los requisitos (además del 3 de 3 de no violencia) fuera que los aspirantes a cargos de elección popular participaran bajo juramento de evitar la propagación del virus (no ser portadores).

Se han visto en otras campañas aglomeraciones. Algunas son impredecibles, pero hay otras que son premeditadas para dar la apariencia de arrastre. Y eso no se vale. La simulación debe ser erradicada.

HABERES

Denuncian que allá en Jonuta, Francisco Tito Filigrana armó a un grupo de jóvenes que van en motocicletas para amedrentar a los ciudadanos. El perredista (antes panista y más antes priista) no quiere dejar el poder, tanto que ya vandalizaron a una candidata a regidora. El tema es delicado. No se puede usar la fuerza ni la violencia en las elecciones. Las autoridades electorales deben responder de inmediato. Ya no es tiempo de cacicazgos ni Tabasco es la isla de violencia y la tierra sin ley que retrató Graham Green. La ambición de Filigrana –junto a su familia- tiene que ser sometida a la norma constitucional.