José Martínez
Parece que de una vez por todas se quiere ordenar al ambulantaje en la capital tabasqueña. Aunque no se trata de ver todo lo negativo sobre este grupo que representa la economía informal. Más bien es necesario verlo desde la óptica de establecerles un lugar propio, donde no acaparen parte de la ciudad como lo son banquetas, calles o avenidas.
Los vendedores ambulantes en ocasiones son bien vistos por los ciudadanos, porque resuelven una necesidad. Pero también se dice de ellos que generan un aspecto negativo. Son en ocasiones víctimas del coyotaje.
En el ayuntamiento de Centro tienen precisamente esa tarea, la de ordenarlos, organizarlos, colocarlos en un espacio donde puedan vender sus productos, pero sin apropiarse de un espacio público que nos pertenece a todos.
Se dice que en México hay 2 millones 255 mil 204 comerciantes ambulantes, contra un millón 803 mil 468 trabajadores de la educación. Una cifra de alerta. Una cifra que incluso puede servirle a muchos que desean un cargo público, como los tenía antes el PRI, quien los convocó para formar parte de un bastión del partido. Parte de un “sector”.
El fenómeno actual del ambulantaje en la ciudad de México aparece más bien como el resurgimiento de un fenómeno mucho más antiguo, pues las calles y las plazas de la ciudad han sido el principal lugar de venta desde la época prehispánica.
En Tabasco no es nuevo el asunto. Las principales arterias de la ciudad están saturadas de ambulantes. En los alrededores del mercado Pino Suárez, donde no se podía ni caminar, era un sufrimiento para quienes íbamos de compras, sobre todo los domingos.
Afortunadamente eso se terminó, y hoy esas pequeñas calles se ven despejadas, lo que indica un orden. Sucedió ahora en la villa Ocuiltzapotlán, donde ese comercio informal se convirtió además en un negocio redondo para quien llegaba como delegado del lugar: cobros a la mano y de forma diaria, ya se imaginará usted las ganancias por mes. Se trataba de una participación oscura.
Una de las zonas donde más ambulantes existen es en la colonia Las Gaviotas, y ahí se aplicará un antídoto para los 54 comerciantes, se les ofrecerá en otro lugar un espacio digno para que sigan con sus ventas.
Lo mismo pasó en la colonia Tamulté, Atasta, afuera del mercado La Sierra, a todos se le ha ido reubicando, porque en verdad, Villahermosa necesita de un nuevo rostro, necesita de la organización, y para ello es necesario empezar a ver dónde están esos focos, tal vez no rojos, pero que sí de alerta.
HABERES
Andrés Manuel López Obrador supervisará los avances en la operatividad de la refinería “Olmeca” en Dos Bocas, Paraíso. El mandatario federal anunció que solo acudirá a las plantas de refinamiento, pues irá también a las de Veracruz e Hidalgo. Las instalaciones de Paraíso deben estar ya en condiciones para las pruebas de arranque.
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