José Martínez
La imagen de un elemento de la Guardia Nacional se hizo viral cuando en un video se ve cómo la corriente de agua lo arrastra, hasta que unos pobladores logran detenerlo.
El hecho sucedió en el municipio de Teapa, al momento de intentar junto con otros compañeros, rescatar a los habitantes de una finca platanera.
En los días pasados, por la intensa lluvia se activó el Plan DNIII, lo que puso en acción a toda una corporación, en primer lugar, al Ejército.
Sin pensarlo, en esos días difíciles, estas personas fueron a las zonas de mayores desastres. Algunos creen que no puede pasarles nada, pero cuando se observa a uno de la Guardia Nacional casi ahogándose, se confirma que también son humanos, sienten, piensan, tienen familia, sin embargo, en ese momento lo están dando todo por la sociedad.
Sin embargo, es raro quien lo aprecia o lo valora, porque lo llevamos al terreno de la obligación laboral, que su deber es salvar vidas.
Imaginémoslo de esta manera: el Ejército para algunos no existe, no tiene sentido su permanencia. ¿Qué sería de una ciudad? ¿Qué sería de un gobierno? ¿Qué sería de la misma sociedad, sin ellos?
Específicamente estamos hablando del apoyo que brindan, y aún así se le ha perdido el respeto. No se les ha enseñado a las nuevas generaciones a tomar el tema como se merece, sobre todo, en estos tiempos.
La investidura que representan es federal, es la protección a toda una nación que estaría debilitada en caso de que desaparecieran.
Hoy tenemos que regresar a esos días donde al uniformado, policía o del Ejército, se le tiene que ver con admiración. Es urgente rescatar esa idolatría, porque de lo contrario caeremos en un vacío de la moral, del cual es difícil regresar.
Por eso, al ver esa imagen donde el uniformado pierde por un momento todo equilibrio por culpa de la corriente de agua, es digno decir “gracias” por arriesgar su vida en favor de otros.
Las fuerzas armadas y la sociedad se deben convertir en un binomio para lograr la paz. Es urgente establecer prioridades, contribuir en actitudes positivas. La conducta hacia los uniformados, que son un pilar fundamental en momentos de desastres, tiene que ser diferente.
Falta establecer valores más sólidos. El gobierno tendrá que trabajar más en ello, sobre todo para crear compromisos de una naturaleza de respeto, cuyo objetivo y visión es crear un mejor futuro.
Por cierto que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, continuó su recorrido por el país para socializar la reforma e torno a la seguridad pública y las Fuerzas Armadas. Criticó que los estados y municipios no hicieran su “tarea” y dejaran “toda la carga” a la Federación.
HABERES
El presidente López Obrador salió al paso de las especulaciones en torno al Tren Maya y al tabasqueño Javier May encargado de una de las obras clave del sexenio. Dijo que lo había llamado al frente de los trabajos porque se requiere de “los mejores cuadros” para avanzar.
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